Cuba cerrará el presente 2006 con los planes de producción de petróleo y gas natural cumplidos, a tono con la tendencia de incremento de la extracción de esos recursos en el país los últimos años.
El hecho lo confirmó el vicepresidente Carlos Lage Dávila, durante una reciente visita a instalaciones de la empresa ENERGAS y la termoeléctrica de Santa Cruz del Norte, en la provincia de La Habana, en el Occidente del país.
Lage destacó que con esos fines el país dispone ahora de más de 405 mw de potencia instalada para generar electricidad, tras concluirse en el 2006 unos 140 mw de capacidad, mientras se prevé crecer en 70 en 2007 y continuar estos avances en 2008.
La producción de crudo y gas natural ha crecido sistemáticamente en Cuba en los últimos años, como resultado de la política aplicada por el gobierno en este terreno.
En el 2000 en esta isla caribeña se logró una extracción récord de dos millones 695 mil toneladas de petróleo y 574 millones de metros cúbicos de gas, equivalentes a 530 mil toneladas de crudo.
La producción petrolera, aún por debajo de las necesidades nacionales, mantiene un ascenso que ya posibilita satisfacer casi la mitad de todo el combustible que se consume es este archipiélago.
Los planes de producción en la esfera del próximo año serán mayores que los del presente, pues se avanzó en la perforación de 30 pozos de petróleo (una buena parte en asociación con empresas mixtas) y en el incremento de las capacidades de procesamiento.
La presencia de compañías foráneas en trabajos de prospección y explotación de yacimientos de crudo, aportó la tecnología necesaria para elevar la eficiencia y productividad en la extracción de hidrocarburos.
El sector, con ese propósito, asumió la adquisición de potentes máquinas perforadoras y la contratación de servicios de gran especialización, lo cual permitió confirmar la presencia de petróleo y gas a varios kilómetros de la costa.
Por otra parte, la perspectiva de un hallazgo significativo de petróleo en las aguas cubanas del Golfo de México, despierta un creciente interés entre compañías líderes en la búsqueda de ese recurso, cuyo consumo mundial se incrementa y tiende a encarecer.
Es así que desde que en 1999 la nación caribeña abriera su Zona Económica Exclusiva a las exploraciones a riesgo, un grupo de compañías internacionales comenzó a expresar su interés en esa área geográfica, y ya hoy unas seis participan en esos esfuerzos.
La expansión de esa industria tiene hoy entre sus bases primordiales, los aportes de la Alternativa Bolivariana para Las Américas (ALBA), proyecto integracionista que sitúa en primer plano objetivos sociales y una verdadera complementación económica.
El sector energético de esta isla, comprometido en un intenso programa de reordenamiento a favor de la eficiencia y el ahorro, alienta la búsqueda de crudo nacional como opción válida ante el encarecimiento de ese recurso en el mercado internacional.
De esta suerte, el aprovechamiento de los recursos propios surge como alternativa necesaria para impedir que el aumento de la factura energética perjudique el programa de desarrollo del país.
En este sentido la Revolución Energética implementada en la ínsula redunda en la elevación del nivel de vida de la población y en el uso racional de los portadores energéticos, lo cual se expresa en un incremento de los ingresos en moneda libremente convertible.
A juicio de autoridades del sector, en el ahorro de energía en el país, desempeña un papel esencial la disminución del consumo de electricidad, con un rol protagónico de la población en este sentido.
Sobresale al respecto la introducción de equipos más eficientes y la sustitución de los combustibles domésticos, como kerosina y gas licuado, por el fluido eléctrico.
También el programa de eficiencia del transporte, en su implementación total, entre otros, deberá aportar potencialmente una reducción de miles de toneladas, fundamentalmente de gasolina.
Esto último, a partir del reemplazo de equipos automotores obsoletos que aportan poca eficiencia, y el uso de motores con índices de consumo tres y cuatro veces menores a los actuales.
A ello se añade, entre otros objetivos, un grupo de acciones que se adoptan en el sector ferroviario con vistas a un mayor ahorro de combustible, en la transportación de carga y de pasajeros.
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