Tecnología nuclear EEUU, el secreto para equilibrar su déficit con China

Cuando el sector daba por hecho que la francesa Areva conseguiría el contrato para proveer reactores nucleares de tercera generación al gigante asiático, el equipo económico de la administración Bush regresó este mes de Pekín con la firma del contrato para Westinghouse entre sus manos.


La decisión final demuestra que las afinidades políticas entre París y Pekín, defendidas por el presidente Jacques Chirac en su visita de octubre a China, y el precio de los reactores de Areva (menor que el de los de Westinghouse) no han sido suficientes.

China lanzó la oferta internacional para la provisión de cuatro reactores nucleares de tercera generación en 2004, y Areva y Westinghouse presentaron sus pujas en febrero para un contrato valorado en hasta 8.000 millones de dólares (hasta 6.090 millones de euros).

Los cuatro reactores (dos en la central nuclear de Sanmen, Zhejiang, este; y dos en la de Yangjiang, Cantón, sur) se sumarán a los once que ya funcionan en China distribuidos en seis centrales.

Pero la consecución del contrato abre a Westinghouse las puertas para el ambicioso plan de instalación de reactores de tercera generación que se llevará a cabo en el país asiático hasta 2020, en el que Pekín gastará 50.630 millones de dólares.

Mediante este plan se elevará el número de reactores nacionales desde los actuales 11 hasta 30, con lo que la energía nuclear representará un 4 por ciento del consumo energético chino desde el 2,3 actual.

'Somos los más baratos y la dimensión política es extremadamente importante', dijo Chirac durante su visita a China en octubre.

Durante esa visita, la presidenta de Areva, Anne Lauvergeon, ofreció a Pekín la transferencia de su tecnología, un aspecto en el que el gobierno comunista está muy interesado y que en ese momento suponía un obstáculo con los Estados Unidos.

En octubre, con la visita de Chirac y Lauvergeon, la agencia oficial china Xinhua daba por hecho que Areva iba a ser la ganadora, ya que su reactor EPR ('European Presurised Reactor') tenía ya en marcha un proyecto en Finlandia que empezaría a funcionar en 2009 y otro en Flamanville (Francia) en 2012, aunque después se retrasaron.

Además, su tecnología era más fácil de usar para los chinos.

Pero en noviembre viajó a Pekín el secretario de Comercio de EEUU, Carlos Gutiérrez, y entre su comitiva se encontraba el director ejecutivo de Westinghouse, Stephen R. Tritch.

Con esta visita Washington esperaba aliviar su déficit comercial con China, de 200.000 millones de dólares anuales, un conflicto que Pekín atribuía a las limitaciones de exportaciones de alta tecnología estadounidense para evitar la transferencia.

Algunas leyes estadounidenses como el Acta de la Energía Atómica (1954), la Resolución Conjunta con China (1985) y otra de 1989 prohibían la transferencia de tecnología a China.

Contra todo pronóstico, Tritch se comprometió el 18 de noviembre a transferir su tecnología de tercera generación a China.

'Cooperaremos por completo con nuestros clientes para transferir toda la tecnología que necesiten', dijo Tritch.

Explicó el directivo que su puja por el sector chino se había retrasado por la adquisición de Westinghouse (que suministra la mitad de los reactores del mundo) por parte de Toshiba, por 5.400 millones de dólares.

El toque de gracia se consiguió después de que el equipo económico de George W.Bush, encabezado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, visitara Pekín en su mayor reunión conjunta de alto nivel para limar sus conflictos económicos.

La reunión finalizó con compromisos de Pekín para flexibilizar su moneda, proteger las patentes de las multinacionales y ayudar a equilibrar la balanza con Washington, aunque sin calendarios.

Pero al día siguiente, el 16 de diciembre, Tritch estaba ya firmando el contrato con Chen Zhaobo, presidente de la State Nuclear Power Technology Company of China (SNPTC), en presencia del secretario de Energía, Samuel Bodman, que unas horas antes había firmado el Acuerdo sobre Uso Civil de Energía Nuclear con China.

El acuerdo da carta de legalidad a la transferencia de tecnología de Westinghouse.
Terra

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