La energía se ha convertido durante 2006 en la principal prioridad de la Unión Europea (UE), ante las crecientes dificultades de garantizar el suministro, a la vez que aumentan las preocupaciones sobre cómo conjugar el acceso a una energía barata con la lucha contra el cambio climático.
La UE, cuya dependencia energética ha llegado a niveles muy preocupantes, busca cómo asegurar el suministro de combustibles fósiles tradicionales mientras intenta reducir el consumo y aumentar la producción de energías renovables y alternativas, con la energía nuclear como solución mágica para unos y rechazada por otros.
El año comenzó con una alarma importante: el corte del suministro de gas ruso a Ucrania debido a una diferencia sobre precios que acabó afectando los envíos a la UE, un 30% de los cuales transitan en buena parte por territorio ucraniano.
La crisis duró solo unos días, pero se produjo a comienzos de enero y durante una ola de frío, lo que dejó claro que buena parte de la UE (como Alemania, Austria y parte de Italia) depende sin remisión de los envíos energéticos desde Rusia.
Y es que el 56.2% de la energía que usó la UE en 2005 procedía del exterior, frente al 53.9% de 2004 y el 44% de 1995, según las últimas cifras de Eurostat, la oficina comunitaria de estadísticas.
Al ritmo actual, la dependencia de la UE llegará en torno al 70% hacia 2025, si no se toman medidas. Todos los países de la Unión Europea importan energía, con la única excepción de Dinamarca.
En otro frente está la lucha contra el indudable derroche energético de los europeos, cuyo consumo aumenta progresivamente.
La comisión presentó en noviembre una serie de medidas para intentar reducir el consumo de energía en un 20% para 2020.
Además, la UE se ha propuesto que el uso de energías renovables alcance el 12% del total consumido para el año 2010.
Sin embargo, el conjunto de medidas “es demasiado pequeño para contrarrestar el aumento del consumo y de la dependencia”, señaló Stephan Slingerland, un analista de energía del Centro de Estudios Internacionales Clingendael, con sede en La Haya
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