A pesar de una serie de contratiempos en Italia, por lo general los ejecutivos españoles son reacios a criticar en público el difícil entorno empresarial del país.

A pesar de una serie de contratiempos en Italia, por lo general los ejecutivos españoles son reacios a criticar en público el difícil entorno empresarial del país. La similitud entre la cultura y el idioma de los dos países les ha llevado forjar alianzas y cooperación en sectores como el textil, el diseño y el eléctrico. Endesa e Iberdrola, las dos mayores eléctricas españolas, aseguran sentirse satisfechas con sus operaciones transalpinas.
Sin embargo, cada vez son más los ejecutivos españoles que descartan Italia como mercado de inversión. El consejero delegado de un grupo de construcción lo calificó esta semana de “impenetrable". Por otra parte, miembros de BBVA, cuya opa de 8.300 millones de euros lanzada el año pasado sobre Banca Nazionale del Lavoro se vio frustrada por una elaborada conspiración protagonizada por el ex gobernador del Banco Central italiano, prometieron que nunca volverían a proyectar ninguna operación en el país.
Dolido por las consiguientes críticas que recibió tras retirarse de la batalla, Francisco Gonzalez, el presidente de la entidad, aseguró meses después que "no le gustaron las prácticas que vio” en el país. "Es un insulto recibir críticas en las que se nos acusa de no haber negociado un buen acuerdo. ¿Acaso esperaban que recurriéramos a prácticas ilegales para hacernos con el control del banco?”, añadió.
En privado, otros ejecutivos españoles hablan además de fuerte intromisión política, una burocracia impenetrable e incluso de discriminación hacia los españoles.
A Santander, que esperaba transformar su participación minoritaria en Sanpaolo en una opa o en una propuesta de fusión, ya se le había agotado la paciencia ante el trato recibido por el consejo de administración del banco italiano cuando anunció recientemente una fusión con Banca Intesa.
A pesar de la importante presencia internacional y la excelente reputación de Santander, tal y como lo describe un analista bancario que cubre las operaciones de los dos países, el trato que recibió el banco en aquella ocasión fue "penoso". Sin embargo, algunos observadores opinan que los españoles no deberían tomárselo como algo personal.
"No creo que sea una aversión concreta a las empresas españolas" explicaba Marco Trombetta, profesor italiano del Instituto de Empresa en Madrid. "Cuando se trata de inversiones en sectores sensibles desde un punto de vista político, siempre hay resistencia a los inversores exttranjeros en general". No obstante, a pesar del riesgo que corría, Abertis, prefirió restar importancia al alcance de este nacionalismo económico cuando en abril anunció su acuerdo con Autostrade.
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