by Hugo Dixon
SI alguien pensaba que BP había dejado atrás las peleas del consejo de este verano, que se desengañe. En julio, el presidente Peter Sutherland rechazó la oferta de Lord Browne de quedarse como consejero delegado más allá de su planeada jubilación en 2008. Esta vez, la pelea se debe a la elección del sucesor de Browne. Y una vez más, Browne está en el lado equivocado de la discusión.
El enfrentamiento se centra en el plan del consejo de nombrar un director ejecutivo a principios del próximo año al que se prepararía para suceder a Browne. Sutherland ha establecido un comité de no ejecutivos para considerar la sucesión. Si Browne se sale con la suya, este comité estará mano sobre mano hasta 2008. Cree que, como consejero delegado, el nombramiento de un director ejecutivo le corresponde a él, pero dependerá del comité decidirlo.
Esto es una solución poco satisfactoria, ya que indica que el nombramiento de un director ejecutivo no zanjará el tema sucesorio en absoluto, dejando la compañía expuesta a otros dos años de luchas internas. Además, se concentra demasiado poder en las manos de Browne para elegir a su propio sucesor, quitando la decisión clave de las manos de los no ejecutivos. Es cierto que el consejo no tendría obligación de dar el puesto al hombre de Browne, pero en la práctica, sería difícil ignorarlo.
Es natural que Browne esté ansioso de quedarse el mayor tiempo posible para intentar paliar algunos de los daños del año pasado y dejar un legado más brillante. También es comprensible que quiera evitar convertirse en un pato cojo durante sus dos últimos años si su sucesor se nombra demasiado pronto, especialmente si este sucesor es Tony Hayward, el popular jefe de exploración y producción, que se ha mostrado crítico con el liderazgo de BP.
Pero el futuro de BP es demasiado importante para que se deje en el limbo mientras el consejo sigue peleándose. BP es la mayor compañía de Europa, y además mayor contribuyente de Gran Bretaña. También se enfrenta a enormes dificultades. El consejo necesita estar seguro de que la elección de Browne de su sucesor encaja con la agenda más amplia de BP, no sólo con la suya propia. El comité de Sutherland debe asumir un papel completo para hacer esta designación y rechazar un candidato preseleccionado.
negocios.com
SI alguien pensaba que BP había dejado atrás las peleas del consejo de este verano, que se desengañe. En julio, el presidente Peter Sutherland rechazó la oferta de Lord Browne de quedarse como consejero delegado más allá de su planeada jubilación en 2008. Esta vez, la pelea se debe a la elección del sucesor de Browne. Y una vez más, Browne está en el lado equivocado de la discusión.
El enfrentamiento se centra en el plan del consejo de nombrar un director ejecutivo a principios del próximo año al que se prepararía para suceder a Browne. Sutherland ha establecido un comité de no ejecutivos para considerar la sucesión. Si Browne se sale con la suya, este comité estará mano sobre mano hasta 2008. Cree que, como consejero delegado, el nombramiento de un director ejecutivo le corresponde a él, pero dependerá del comité decidirlo.
Esto es una solución poco satisfactoria, ya que indica que el nombramiento de un director ejecutivo no zanjará el tema sucesorio en absoluto, dejando la compañía expuesta a otros dos años de luchas internas. Además, se concentra demasiado poder en las manos de Browne para elegir a su propio sucesor, quitando la decisión clave de las manos de los no ejecutivos. Es cierto que el consejo no tendría obligación de dar el puesto al hombre de Browne, pero en la práctica, sería difícil ignorarlo.
Es natural que Browne esté ansioso de quedarse el mayor tiempo posible para intentar paliar algunos de los daños del año pasado y dejar un legado más brillante. También es comprensible que quiera evitar convertirse en un pato cojo durante sus dos últimos años si su sucesor se nombra demasiado pronto, especialmente si este sucesor es Tony Hayward, el popular jefe de exploración y producción, que se ha mostrado crítico con el liderazgo de BP.
Pero el futuro de BP es demasiado importante para que se deje en el limbo mientras el consejo sigue peleándose. BP es la mayor compañía de Europa, y además mayor contribuyente de Gran Bretaña. También se enfrenta a enormes dificultades. El consejo necesita estar seguro de que la elección de Browne de su sucesor encaja con la agenda más amplia de BP, no sólo con la suya propia. El comité de Sutherland debe asumir un papel completo para hacer esta designación y rechazar un candidato preseleccionado.
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