Venezuela captó la atención mundial en 1922, cuando el pozo Barroso No. 2, repentinamente comenzó a lanzar al aire 100.000 barriles por día (bpd) de crudo.
En el proyecto Sincor, el viscoso crudo del Orinoco sólo se puede mover a través de oleoductos tras ser calentado y mezclado con un combustible llamado nafta.
Sincor, una asociación entre la francesa Total, la noruega Statoil y la firma estatal venezolana PDVSA, manda el crudo hacia una refinadora especial que lo convierte en uno sintético, al reducirlo a un líquido más liviano similar al crudo convencional.
El crudo sintético aún tiene que ser procesado por otra refinería antes de ser colocado en los mercados.
"Lo que ha hecho posible esto es una combinación de lo económico y tecnológico," dijo Fadel Gheit, Vice Presidente Senior para la Investigación Petrolera con la firma Oppenheimer & Co., en Nueva York. El explicó que los altos precios del crudo y la nueva tecnología de refinación han convertido lo que fuera un gasto prohibitivo en un negocio viable.
El impulso a la Faja del Orinoco ha caminado paralelo a los desarrollos en Canadá conocidos como "arenas bituminosas," que extraen una combinación de sedimentos y crudo semi sólido y lo mejoran para convertirlo en un crudo sintético.
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