El técnico de laboratorio Yimmy Abache puede sostener un tubo de ensayo de petróleo al revés sin derramar una gota. El petróleo pesado del Orinoco es tan espeso que después de un minuto apenas comienza a moverse.
Este petróleo venezolano durante muchos años fue descartado como un lodo inútil, pero debido a los altos precios de la energía en el mundo y la dificultad de encontrar nuevos yacimientos, el petróleo pesado del Orinoco está captando el interés de las gigantes transnacionales petroleras del mundo.
Incluso después que se diluye, el enorme esfuerzo de Abache en revolver la mezcla dejó sin cambios el espeso líquido negro.
"Es imposible producirlo así solito," dijo Abache, quien trabaja para el proyecto de crudo pesado Sincor, en el sureste de Venezuela. "No se va mover si no se calienta."
Venezuela, el quinto exportador mundial de crudo, ha colocado el futuro de su industria de los hidrocarburos en la Faja del Orinoco, una amplia franja que contiene un estimado de 235.000 millones de barriles de crudo.
La nación sudamericana ya depende de cuatro asociaciones que mejoran 620.000 barriles por día de crudo extrapesado, casi una cuarta parte de su producción total, según cifras del Departamento de Energía de Estados Unidos.
El presidente izquierdista Hugo Chávez, quien ha irritado a Washington al usar las riquezas petroleras para promover su agenda socialista en América Latina, dice que las reservas del Orinoco le convierten a Venezuela en el mayor abastecedor de oro negro del planeta.
Incluso compañías acostumbradas al crudo convencional han puesto sus ojos en el Orinoco, pese a que los costos de producción son tres veces más altos.
"El crudo fácil, aquel que fue fácil de descubrir y de desarrollar, está declinando a un ritmo más rápido que lo esperado," dijo Ali Moshiri, presidente de Chevron para América Latina, en una reciente conferencia en Caracas. "La mayor parte del valor (futuro) está en el crudo pesado," agregó.
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