ESPAÑA: Basurero nuclear

Una demostración de que el mundo da vueltas la hemos visto plasmada durante las últimas fechas. Ahora resulta que el Gobierno de Castilla y León ofrece el territorio para albergar las instalaciones del cementerio de residuos radiactivos de alta actividad: ha quedado plasmado en acta oficial el ofrecimiento del director general de la Energía. Ocurre tal 'ofrecimiento' cuando precisamente se cumplen 19 años desde que José María Aznar consiguió gobernar Castilla y León tras una campaña electoral oponiéndose, garantizando, prometiendo y bla-bla-bla contra el laboratorio nuclear (que ni siquiera cementerio) en Las Arribes del Duero, que en un planteamiento absolutamente lamentable gestó el Gobierno socialista de Felipe González. Los que vivimos aquella situación conocemos palmariamente que Aznar nunca hubiera alcanzado la presidencia de la Comunidad si no hubieran caído (y fueron pocos) los dos procuradores por Salamanca y uno por Zamora, y cayeron a causa del proyecto del Ipes, retirado pocos días después de las elecciones, en una demostración de absurdo sobre absurdo. Pues bien: 'aquello', al lado de 'esto' de hoy, ni siquiera tiene color en el riesgo y, sobre todo, en el planteamiento.

Es evidente que los aparatos de los partidos gozan de una capacidad increíble para olvidarse de la historia, cuando no para alterarla, para meter revisionismo sobre revisionismo. Y es conocido que los principios éticos no suelen ser, precisamente, una preocupación de muchos políticos, de demasiados dirigentes y gobernantes. Por eso, dirán ahora los dirigentes regionales del PP que ellos no tienen por qué seguir los 'principios fundacionales' que los instauraron en Castilla y León hace ya cerca de veinte años. Y lo afirmarán de asunto tan destacado como el que se refiere a los residuos de alta radiactividad, a pesar de los avances tecnológicos. Afirmarán que se trata de conseguir tecnología y beneficios. Lo mantendrán con singular desvergüenza, incluso lo incluirán -de conseguirlo- como logro de mérito en los balances anuales. Y esta gente, que tanto han armado -y lo que queda- con el Archivo de Salamanca, se pasarán por el forro ética, riesgos y futuro de esta tierra, a favor de la cual no son capaces ni de mejorar las infraestructuras ni de mantener a la población joven, formada y con capacidad de rendimiento y vigor.

En la colección de este periódico figura la historia de aquellos tiempos nucleares de 1987 y, en concreto, la campaña de Aznar (crónicas firmadas, por cierto, por un tal Miguel Ángel Rodríguez, aparte de un servidor), y lo que entonces se afirmó no solo mantiene hoy su vigor, sino aun más fuerza. Porque resulta que para lo que se ofrece Castilla y León no es para crear futuro a sus gentes, sino para albergar basura, y una basura de riesgo alto. El tal responsable de la Energía regional la energía que genera es la basura ya generada por las centrales nucleares. ¿Veinte años para esto!

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