El enorme aumento de la demanda energética conlleva asociados problemas ecológicos como el progresivo agotamiento de los recursos naturales y las agresiones al medio ambiente. En esta cuestión hay opiniones enfrentadas. El riesgo de los residuos radiactivos, la posibilidad de accidentes nucleares y el aumento de las enfermedades provocadas por la radiactividad hacen que la opción de la energía nuclear no sea aceptada por todos.
Muchos científicos, como Paloma García, doctora en Físicas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) apuestan por las energías renovables, que utilizan para su generación recursos naturales que no se agotan con su uso y son, además, fuentes de abastecimiento energético más respetuosas con el medio ambiente. Se trata entre otros de recursos hidráulicos, eólicos, geotérmicos, solares y biomasa.
"Otro aspecto destacable de las energías renovables es que son autóctonas y contribuyen al equilibrio territorial, ya que pueden instalarse en zonas rurales y aisladas que no tienen acceso a la electricidad. En muchos casos es una energía que se consume donde se genera y eso evita también la dependencia de las infraestructuras del transporte", afirma la doctora García. Carlos Bravo, responsable de Energía en Greenpeace considera aceptable que la energía nuclear pueda jugar cierto papel en la transición hacia un nuevo modelo. "Pero no podemos aceptar que se pretenda seguir igual y utilizar el espejismo nuclear para retrasar lo inevitable: la demolición del fetiche del crecimiento económico y demográfico, y la transición hacia fuentes de energía y modos de vida realmente sostenibles. Sólo con las energías renovables y la eficiencia lograremos alcanzar un modelo energético más limpio, más seguro y menos costoso. Es fundamental no olvidar lo que ocurrió en Chernóbil hace 20 años".
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