Cada día se hace más evidente que la batalla por Endesa está muy lejos de su final y los mercados empiezan a vislumbrar un cierto deje de acento francés para los próximos capítulos de este culebrón empresarial. Se está conformando un núcleo duro hispano-alemán con E.ON y Acciona de estrellas invitadas en la eléctrica de Manuel Pizarro, pero entre España y Alemania está Francia, un país que no soporta que otros hagan planes sin consultarle. Y que además sigue actuando «manu militari» sobre la mayor parte de su sector público empresarial porque eso de privatizar siempre le ha sonado a broma. EDF y algún otro brazo armado francés no quieren quedarse fuera del festín de Endesa, no sea que al final de esta batalla vaya a salir de verdad la reordenación energética europea, que son palabras mayores. Eso sí, tendrán que colarse por algún resquicio legal alternativo al estar cerrado el proceso de opas.
Los principales ejecutivos de Repsol han estado recientemente de «ejercicios espirituales» en Segovia. El objetivo no era otro que engrasar la compañía para poder aprovechar al milímetro sus posibilidades de crecimiento en un entorno difícil como el actual. Su presidente, Antonio Brufau, está haciendo un gran esfuerzo por crecer en todas sus áreas de negocio, sobre todo en exploración y producción, que estaban un poco abandonadas de la etapa anterior. Brufau es consciente de que opera en un entorno muy competitivo pero sigue confiando en el proyecto propio de la petrolera, aunque los tiburones no dejen de merodear alrededor.
Y en el convulso mundo de la energía salta a la palestra una nueva posible operación de la mano de la española Aguas de Barcelona, que en los últimos tiempos vive alzas en su cotización que dan qué opinar. Algunos ven en el trasfondo de sus movimientos un interés claro por parte de su participada Suez. No ya tanto una posible opa de esta sobre Agbar, sino todo lo contrario. Parece que GDF habría pedido al grupo Suez de cara a la fusión entre ambos grupos, y más que animada desde el gobierno galo, que se desprenda de su participación en Agbar. Mientras tanto, la Caixa de Ricardo Fornesa, que sí ve -dicen- en la compañía de aguas una inversión estratégica, se estaría pensando la posibilidad de comprar el paquete que controla Suez aunque no pagaría más de 30 euros por acción.
Crecen las expectativas respecto a la posibilidad de que el segundo de los mayores bancos españoles esté metido en una operación corporativa, lo que no se atisba es si comprará o será comprado. El consejero delegado de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, ha mostrado a los analistas la buena salud del BBVA, en una presentación que parecía una puesta de largo de cara a una probable operación. El presidente de la entidad había recordado recientemente desde Singapur que su objetivo es liderar una fusión, no integrarse con otro grande. Ahí encajan los rumores respecto a que Citigroup querría hacerse con el control del banco de Francisco González, si bien a éste le interesa más bien poco, ya que sus preferencias siguen en la línea de crecer orgánicamente, y en Europa, quizás a través de una fusión, por ejemplo, con Société Genérale o con Barclays, una vez descartada la opción italiana.
Otro antiguo rumor ha resurgido esta misma semana en los mercados. Uno que hace un par de años para algunos era descabellado y ahora parece cobrar vida. Altadis, dirigida por el español Antonio Vázquez, y la inglesa Imperial Tobacco podrían estar estudiando una posible fusión con el objetivo de defenderse, en especial frente al gigante estadounidense Philip Morris. Quizás por ello la tabaquera hispano-francesa ha cerrado esta misma semana un acuerdo para expandirse por Asia con la norteamericana. Más vale ser amiguete de los grandes, como diría Santiago Segura.
Hace ya casi un mes que el presidente de OHL y máximo accionista de la constructora, Juan Miguel Villar Mir, desvelaba sus planes para la compañía tras culminar el proceso de recompra de acciones propias y posterior reducción de capital a través de una amortización de títulos. Villar Mir trasladaba entonces a los accionistas del grupo la intención de lanzar una opa por el 100% de OHL, después de que su participación, tras la reducción de capital, saltara del 49,56% actual al 50,74%. Mientras, el resto de compañías del sector está al acecho, por si hubiera la mínima ocasión de poder hacerse con un trocito de OHL.
La opción que tiene más posibilidades es precisamente la que baraja el presidente: una opa para luego vender y, con ello, volver a tener el mismo porcentaje de ahora, que es el que le otorga, en definitiva, el control de la compañía y hace inviable una operación hostil. Por el contrario, los grandes gestores del sector barajan dos opciones más: precisamente una opa hostil y/o que Villar Mir llegue a un acuerdo con terceros. ¿Habrá, pues, acuerdos concretos? La solución en poco más de un mes.
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