Después de Iberdrola, blindar Repsol

Repsol era, junto a Endesa, la gran preocupación del vicepresidente económico del Gobierno, cuando llegó al Gobierno. La posibilidad de que ambas compañías pudieran ser objeto de OPAs por parte de grandes empresas no españolas inquietó desde el principio a Pedro Solbes. La OPA de Gas Natural sobre Endesa, lejos de convertirse en una forma de blindar la compañía eléctrica, resultó ser un revulsivo para que se pusiera en marcha precisamente la operación menos deseada.
El Gobierno se ha resistido ante el acoso de E.ON. Ni la Merkel ni la Comisión Europea han logrado ponerle sobre las cuerdas. Su estrategia ha sido ganar tiempo y animar cualquier operación que pusiera a salvo de Opas foráneas las grandes empresas españolas. Las compañías constructoras, deseosas de diversificar y encontrar nuevos terrenos de juego en los que desarrollar su actividad, han sido la solución.
Era necesario acabar con el riesgo permanente de una OPA sobre Repsol, compañía considerada estratégica por el Gobierno. Sacyr lo tenía fácil; sólo le faltaba la liquidez que le ha facilitado en buena parte Mutua Madrileña con la adquisición de un importante paquete de su compañía. La compra de casi el 10 por ciento de Repsol cierra un círculo, bastante frecuente en el terreno empresarial, pero especialmente abonado para las elucubraciones de aquellos que disfrutan viendo conspiraciones por doquier: La Caixa vende Colonial a Inmocaral; como consecuencia de ello, Mutua Madrileña vende también su participación de Colonial; con el dinero obtenido, la Mutua compra un buen paquete de acciones de Sacyr Vallehermoso y ésta adquiere, gracias en parte a ese dinero, el 10 por ciento de las acciones de Repsol, compañía de la que La Caixa es el principal accionista.
Esperemos que en vísperas de elecciones en Cataluña, nadie trate de politizar la operación en busca del pequeño rédito de unos votos.