Busca alternativas entre los compromisos de Zapatero y las necesidades energéticas del país.
El compromiso del presidente del Gobierno de que la energía nuclear pierda peso en la generación de electricidad se está cumpliendo, pero puede acarrear serios problemas de suministro en el futuro. Así lo teme el Ministerio de Industria, que admite que será «difícil» prescindir de las centrales nucleares y busca alternativas que hagan compatible la oposición de José Luís Rodríguez Zapatero con las necesidades energéticas del país. El departamento baraja, entre otras medidas, la posibilidad de alargar a medio plazo la vida útil de algunas de las instalaciones más modernas y con mayor capacidad de producción.
La impopularidad de este tipo de posicionamientos ha llevado a los altos cargos del Ministerio a ser prudentes, pero no dejan de dar pistas sobre sus opiniones. En su primera comparecencia en el Congreso, el secretario general de la Energía, Ignasi Nieto, recordó que alrededor del 20% de la electricidad todavía se produce con energía nuclear, con lo que, «si realmente al final se decide cerrar las centrales a los 40 años», habrá que sustituir sus 7.700 megavatios de potencia instalada por 16.000 megavatios de ciclos combinados, que queman gas natural. Este cambio, añadió, incrementará la ya de por si muy elevada dependencia energética del exterior y provocará un aumento de las emisiones contaminantes.
En la actualidad hay dos centrales en desmantelamiento (Zorita y Vandellós 1) y otras seis operativas, dos de ellas con dos reactores. Son Ascó (1.032 Mw y 1.027 Mw), Almaraz (977 Mw y 980 Mw), Cofrentes (1.095 Mw), Vandellós 2 (1.087 Mw), Trillo (1.066 Mw) y Garoña (466 Mw). Esta última cumplirá 40 años en el 2011, pero el resto no lo hará hasta la década de los veinte, por lo que el Ministerio y el sector estiman que todavía hay margen para tomar decisiones. Industria valora particularmente que la nuclear aporta seguridad al suministro eléctrico y tiene un precio bajo. Su gran handicap es la radioactividad de los residuos.
nortecastilla.es
El compromiso del presidente del Gobierno de que la energía nuclear pierda peso en la generación de electricidad se está cumpliendo, pero puede acarrear serios problemas de suministro en el futuro. Así lo teme el Ministerio de Industria, que admite que será «difícil» prescindir de las centrales nucleares y busca alternativas que hagan compatible la oposición de José Luís Rodríguez Zapatero con las necesidades energéticas del país. El departamento baraja, entre otras medidas, la posibilidad de alargar a medio plazo la vida útil de algunas de las instalaciones más modernas y con mayor capacidad de producción.
La impopularidad de este tipo de posicionamientos ha llevado a los altos cargos del Ministerio a ser prudentes, pero no dejan de dar pistas sobre sus opiniones. En su primera comparecencia en el Congreso, el secretario general de la Energía, Ignasi Nieto, recordó que alrededor del 20% de la electricidad todavía se produce con energía nuclear, con lo que, «si realmente al final se decide cerrar las centrales a los 40 años», habrá que sustituir sus 7.700 megavatios de potencia instalada por 16.000 megavatios de ciclos combinados, que queman gas natural. Este cambio, añadió, incrementará la ya de por si muy elevada dependencia energética del exterior y provocará un aumento de las emisiones contaminantes.
En la actualidad hay dos centrales en desmantelamiento (Zorita y Vandellós 1) y otras seis operativas, dos de ellas con dos reactores. Son Ascó (1.032 Mw y 1.027 Mw), Almaraz (977 Mw y 980 Mw), Cofrentes (1.095 Mw), Vandellós 2 (1.087 Mw), Trillo (1.066 Mw) y Garoña (466 Mw). Esta última cumplirá 40 años en el 2011, pero el resto no lo hará hasta la década de los veinte, por lo que el Ministerio y el sector estiman que todavía hay margen para tomar decisiones. Industria valora particularmente que la nuclear aporta seguridad al suministro eléctrico y tiene un precio bajo. Su gran handicap es la radioactividad de los residuos.
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