Al ministro de Industria no le "acaba de gustar" la posible fusión de Iberdrola y Unión Fenosa. Joan Clos justificó ayer su oposición en que la empresa resultante tendría una cuota superior al 40% en el mercado eléctrico, lo que iría en contra del incremento de la competencia que trata de impulsar en el sector. El mensaje tiene un calado especial, ya que lo lanzó en un almuerzo en el que compartía mesa con los presidentes de las dos eléctricas, Ignacio Galán y Pedro López Jiménez, y el máximo mandatario de ACS, Florentino Pérez. La constructora es la máxima accionista de las dos compañías, posición desde la que trata de impulsar su unión.
El Gobierno ya no defiende con tanta contundencia como hace unos meses la creación de grandes empresas energéticas españolas. En el acto organizado por Forum Nueva Economía, Clos afirmó que ése es un asunto al que no se le puede dar respuesta del tipo "blanco o negro". Así, reconoció que le "gustaría" contar con compañías fuertes, pero precisó que es necesario perseverar en la integración energética europea para que las empresas presten un servicio "bueno y barato".
En esta línea, el ministro sostuvo que el Ejecutivo ya no opina sobre si es conveniente que E.ON se haga con Endesa. Dejó el futuro de la eléctrica que preside Manuel Pizarro en manos de lo que el mercado y las empresas "crean más oportuno". Pero también quiso lanzar un mensaje optimista y se mostró convencido de que "algún" empresario sabrá resistir la fuerte competencia exterior para convertirse en un operador importante a nivel global.
La opción de Scottish
Ningún miembro del Gobierno se había expresado de forma tan contundente en contra de la fusión de la segunda y la tercera eléctricas nacionales. De hecho, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, insinúo en un primer momento que su departamento podría estudiar algún cambio normativo que facilitase la integración, posibilidad que fue pronto descartada. Con el sistema actual, la operación resulta prácticamente imposible por sus efectos sobre la competencia. La última fusión en el sector es la que dio lugar a Iberdrola hace más de veinte años.
El anuncio de Clos coloca a ACS en una posición incómoda. Su entrada en Iberdrola en septiembre dejaba bien a las claras su intención de integrarla con Fenosa, ya que la normativa le impide gestionar dos compañías competidoras. Desde entonces, ha elevado al 40,4% su participación en la eléctrica de origen gallego y al 11,8% en la vasca. En ésta aspira al 24,9%, máximo a partir del cual habría de lanzar una oferta por el total del capital. ACS ha pedido a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) poder ejercer todos sus derechos de voto en Iberdrola, pero no podrá formar parte de su consejo de administración.
La toma de posición de Clos y la decisión del Gobierno de no modificar la normativa supone un serio varapalo para las compañías. Así las cosas, parece que la única posibilidad de que la operación salga adelante pasa porque Iberdrola tenga éxito en su intento de comprar Scottish Power. De hacerlo, la compañía pasaría a tener dimensión europea, con lo que su unión con Fenosa sería competencia de la Comisión Europea.
El Gobierno ya no defiende con tanta contundencia como hace unos meses la creación de grandes empresas energéticas españolas. En el acto organizado por Forum Nueva Economía, Clos afirmó que ése es un asunto al que no se le puede dar respuesta del tipo "blanco o negro". Así, reconoció que le "gustaría" contar con compañías fuertes, pero precisó que es necesario perseverar en la integración energética europea para que las empresas presten un servicio "bueno y barato".
En esta línea, el ministro sostuvo que el Ejecutivo ya no opina sobre si es conveniente que E.ON se haga con Endesa. Dejó el futuro de la eléctrica que preside Manuel Pizarro en manos de lo que el mercado y las empresas "crean más oportuno". Pero también quiso lanzar un mensaje optimista y se mostró convencido de que "algún" empresario sabrá resistir la fuerte competencia exterior para convertirse en un operador importante a nivel global.
La opción de Scottish
Ningún miembro del Gobierno se había expresado de forma tan contundente en contra de la fusión de la segunda y la tercera eléctricas nacionales. De hecho, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, insinúo en un primer momento que su departamento podría estudiar algún cambio normativo que facilitase la integración, posibilidad que fue pronto descartada. Con el sistema actual, la operación resulta prácticamente imposible por sus efectos sobre la competencia. La última fusión en el sector es la que dio lugar a Iberdrola hace más de veinte años.
El anuncio de Clos coloca a ACS en una posición incómoda. Su entrada en Iberdrola en septiembre dejaba bien a las claras su intención de integrarla con Fenosa, ya que la normativa le impide gestionar dos compañías competidoras. Desde entonces, ha elevado al 40,4% su participación en la eléctrica de origen gallego y al 11,8% en la vasca. En ésta aspira al 24,9%, máximo a partir del cual habría de lanzar una oferta por el total del capital. ACS ha pedido a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) poder ejercer todos sus derechos de voto en Iberdrola, pero no podrá formar parte de su consejo de administración.
La toma de posición de Clos y la decisión del Gobierno de no modificar la normativa supone un serio varapalo para las compañías. Así las cosas, parece que la única posibilidad de que la operación salga adelante pasa porque Iberdrola tenga éxito en su intento de comprar Scottish Power. De hacerlo, la compañía pasaría a tener dimensión europea, con lo que su unión con Fenosa sería competencia de la Comisión Europea.
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