La compañía francesa Total podría verse pronto en la misma situación que Shell, y tener que ceder a precio de saldo su participación en el yacimiento de Jariaga (región de los Nénets), en la parte norte de la Siberia central, a la petrolera rusa Rosneft, controlada también por el Estado y vinculada a Gazprom.
En septiembre, el Ministerio de Recursos Naturales ruso amenazó con retirar a Total la licencia de explotación del campo petrolífero de Jariaga si no intensifica la extracción, considerada inferior a los niveles acordados, y no subsana algunos problemas de índole medioambiental.
Los analistas consideran que las pretensiones planteadas por las autoridades rusas no son más que un pretexto para arrebatar a Total sus activos. La firma francesa explota el yacimiento siberiano con una participación del 50%. La noruega Norsk Hydro detenta el 40% y la compañía local rusa de la región de los Nénets el 10%.
La empresa ruso-británica TNK-BP, creada con capital de las compañías Tiumén-Neft y British Petroleum, también está siendo sometida a la presiones de Gazprom. TNK-BP pretende utilizar el yacimiento de Kovitka, situado en la región siberiana de Irkutsk, para abastecer de gas a China.
Gasoductos de Gazprom
Gazprom, sin embargo, tiene el monopolio del transporte a través de los gaseoductos y propone su inclusión en el proyecto con la cesión del 51% de las acciones. El 49% restantes se las repartirían TNK y BP. Si la oferta es rechazada, al grupo ruso-británico no le quedaría otra salida más que vender su gas en el mercado interno, en donde los precios son mucho más bajos al estar bajo el control del Estado. En tales condiciones, según TNK-BP, el negocio deja de ser rentable. En octubre, Gazprom decidió explotar en solitario el yacimiento de Shtokman, en el mar de Barents, uno de los mayores del mundo. Habían sido elegidas como posibles candidatas para entrar en el proyecto, con una participación del 49%, las compañías estadounidenses ConocoPhillips, Chevron y Texaco, las noruegas Norsk Hydro y Statoil y la francesa Total, pero al final se quedaron con las ganas.
ElCorreoDigital
En septiembre, el Ministerio de Recursos Naturales ruso amenazó con retirar a Total la licencia de explotación del campo petrolífero de Jariaga si no intensifica la extracción, considerada inferior a los niveles acordados, y no subsana algunos problemas de índole medioambiental.
Los analistas consideran que las pretensiones planteadas por las autoridades rusas no son más que un pretexto para arrebatar a Total sus activos. La firma francesa explota el yacimiento siberiano con una participación del 50%. La noruega Norsk Hydro detenta el 40% y la compañía local rusa de la región de los Nénets el 10%.
La empresa ruso-británica TNK-BP, creada con capital de las compañías Tiumén-Neft y British Petroleum, también está siendo sometida a la presiones de Gazprom. TNK-BP pretende utilizar el yacimiento de Kovitka, situado en la región siberiana de Irkutsk, para abastecer de gas a China.
Gasoductos de Gazprom
Gazprom, sin embargo, tiene el monopolio del transporte a través de los gaseoductos y propone su inclusión en el proyecto con la cesión del 51% de las acciones. El 49% restantes se las repartirían TNK y BP. Si la oferta es rechazada, al grupo ruso-británico no le quedaría otra salida más que vender su gas en el mercado interno, en donde los precios son mucho más bajos al estar bajo el control del Estado. En tales condiciones, según TNK-BP, el negocio deja de ser rentable. En octubre, Gazprom decidió explotar en solitario el yacimiento de Shtokman, en el mar de Barents, uno de los mayores del mundo. Habían sido elegidas como posibles candidatas para entrar en el proyecto, con una participación del 49%, las compañías estadounidenses ConocoPhillips, Chevron y Texaco, las noruegas Norsk Hydro y Statoil y la francesa Total, pero al final se quedaron con las ganas.
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