RUSSIA asusta con los hidrocarburos

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by Primo González

El club de amigos de la energía nuclear parece ir ganando adeptos a golpe de susto procedente de Rusia. Esta semana le ha tocado al oleoducto del crudo por el que llega la mitad del petróleo ruso que abastece a Europa y que representa el 13% de las necesidades europeas de petróleo. Este segundo conflicto de suministro energético ha disparado esta vez las alarmas en Bruselas y en algunas capitales europeas, que este jueves se disponen a estudiar bajo la presión de los acontecimientos la forma en la que Europa puede afrontar en el futuro estas situaciones de estrangulamiento en los suministros con menor angustia.

Si el tema de la vulnerabilidad energética de Europa ya estaba en la agenda preferente de Europa desde hace unos pocos meses, este segundo aldabonazo ha provocado la inmediata reacción de las instituciones y los Gobiernos para acelerar los trabajos en busca de una energía común más segura, lo que inevitablemente pasa por abrir el abanico de alternativas hacia todas aquellas fuentes de energía que pueden arropar nuestra independencia energética. Incluso la tan vetada energía nuclear empieza ya a situarse en la cabecera de las preferencias de algunos Gobiernos hasta ahora reacios siquiera a hablar del tema. Una de las debilidades europeas en materia energética es el hecho de que se trata de un tipo de política que tiene una raigambre claramente nacional, que todos los Gobiernos la consideran estrechamente ligada a la soberanía nacional y que todos buscan darle resolución al problema con las propias capacidades. Dicho de otro modo, Europa todavía no ha sido capaz de definir la soberanía energética en términos comunitarios, lo que constituye una de las numerosas carencias europeas, presente también en otros importantes terrenos como la Defensa, los Asuntos Exteriores, la Tecnología, ...

Un nuevo conflicto de precios entre Rusia y uno de los antiguos miembros de la desaparecida Unión Soviética (Bielorrusia) ha convertido a Europa en rehén. El oleoducto que trae desde Rusia a Europa 1,8 millones de barriles diarios de petróleo es propiedad de Bielorrusia. Y dado que los dos países no se ponen de acuerdo sobre el precio del crudo que adquiere Bielorrusia, este país ha cortado el tránsito, a principios de esta semana, del petróleo ruso hacia los mercados occidentales. Los perjudicados son varios, pero destaca uno de ellos sobre todos los demás, Alemania, por ser el país más poderoso de Europa, porque justamente preside la Unión Europea en estos seis primeros meses del año 2007 y porque las relaciones entre Rusia y Alemania siempre han tenido, tienen y tendrán algo de especial. Alemania ha reaccionado a esta nueva muestra de falta de seriedad de los rusos con algo más que preocupación, ya que el gesto de Moscú, por más que sea compartido con sus vecinos bielorrusos, pone de relieve una vez más las dificultades que tiene Rusia para integrarse en la economía mundial y codearse con los grandes, papel al que aspira indudablemente pero del que le distancia algo más que una buena colección de buenos modales.

No se agota en Alemania la lista de damnificados, ya que también están Polonia, Hungría y algunos otros más pequeños de la zona. La insuficiencia de crudo ruso en estos países es, para Europa, un problema importante porque tiene los inevitables efectos en cadena y, sobre todo, porque toca la fibra muy sensible en los últimos meses del riesgo de vulnerabilidad europea frente a los suministros rusos de energía. Hay que tener en cuenta que el conflicto del petróleo ruso de estos días se produce apenas unas semanas después de que Rusia hiciera valer su importante papel como proveedor energético esgrimiendo las amenazas sobre las ventas de gas natural. De ambos productos, Rusia es ampliamente excedentaria y sus principales mercados están en Europa.

Una relación de necesidad la que une a ambas partes, pero con notables desequilibrios ya que la sartén por al mango parece tenerla más fuertemente asida Rusia que Europa. Ello por varias razones, pero una de ellas es quizás a medio plazo la más inquietante para Europa: la demanda de energía de Rusia procede cada vez con mayor intensidad y crecientes volúmenes de China y de India, los dos grandes países asiáticos que van a absorber buena parte de la producción rusa, posiblemente a costa de los precios y desde luego en detrimento del mercado europeo, que puede ser el gran sacrificado. De ahí que los Gobiernos europeos se hayan propuesto aprovechar estos aldabonazos de crisis, de momento fugaces, para diseñar a toda prisa una estrategia de medio y largo plazo en el que los sobresaltos sean reducidos al mínimo posible. Europa tiene que llegar a finales de esta semana con alguna especie de respuesta clara, aunque sea sólo en los papeles.

EstrellaDigital.ES

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