La mayor isla caribeña tiene en marcha una llamada "revolución energética", cuyo propósito es enmendar algunas de las concepciones irracionales del consumo de hidrocarburos en el planeta. A fines del año recién concluido, se informó sobre la interconexión de un gasoducto de 15 kilómetros entre los campos de Yumurí-Seboruco y la planta de Puerto Escondido-Boca de Jaruco. Ese paso permite dejar de quemar el gas que acompaña la extracción del crudo y pone punto final a una etapa de inversiones de ENERGAS, empresa mixta con Canadá. Esa entidad tiene a su cargo el fomento y explotación limpia del gas natural, lo que ahorra 200 toneladas diarias de petróleo y deja de emanar 260,000 metros cúbicos de gas.
La firma opera desde 1998, con una primera planta en Varadero, y constituye el modo más eficiente de generar electricidad en la Mayor de las Antillas. Al cierre de 2006, Cuba había incorporado 140 megawatts adicionales de capacidad instalada para la producción de electricidad con gas natural (ahora 12% del total nacional). ENERGAS añade la obtención de azufre, nafta y gas licuado, con una reducción del primero en casi 100 toneladas diarias enviadas a la atmósfera.
En una siguiente fase de inversiones, el potencial instalado sobrepasará a 400 megawatts, cantidad similar a lo que se perdió con el cierre de la planta nuclear de Juraguá, en construcción en la década del 80. Ese gas se limpia y comprime para generar electricidad y manufacturar unos 300,000 metros cúbicos de gas para la población de Ciudad de La Habana.
Rafael Arias, director general de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo de Occidente, dijo que en la franja costera bajo su responsabilidad se obtienen 80-100 metros cúbicos de gas. El crecimiento de la producción en las plantas de ENERGAS está planificado para 5% durante el presente año, en particular con la instalación de un grupo energético en Puerto Escondido. Arias explicó que con ello se agregarán 6,9 megawatts y se avanzará en aprovechar todo, hasta el combustible gaseoso acumulado en pozos que llevan dos décadas sin ser explotados.
La Empresa también pretende remodelar la termoeléctrica del Este de La Habana hasta 2009 para recuperar su capacidad de 100,000 megawatts en cada uno de sus tres generadores. El gasto de petróleo se disminuirá con el gas disponible de la planta de Puerto Escondido-Boca de Jaruco, que permitió ahorrar 27,000 toneladas de crudo el año pasado ( 4.700,000 dólares).
En estos momentos, la Isla produce 3.900,000 de toneladas de crudo y gas, la mitad de su consumo doméstico, todavía por debajo de las necesidades del país.
Sin embargo, se avanza en la perforación de pozos (30 en 2006) y en las capacidades de procesamiento, con la adquisición de perforadoras y contratación de servicios especializados. Las mayores perspectivas se concentran en la Zona Económica Exclusiva del Golfo de México, que despierta un interés creciente de compañías petroleras importantes. Más allá de las fronteras cubanas, el panorama de la explotación del hidrocarburo (iniciada en 1859 en el mundo) tiene tonalidades menos optimistas. El consumo se ha disparado debido al crecimiento económico mundial y el despilfarro -sobre todo en el Norte rico- cuando se calcula que las reservas estarán consumidas para 2030. Igualmente, los precios andan en una escalada perenne, desde 28 dólares el barril en 2003, a 50-60 en 2005 y un promedio de 70 durante el año recién concluido. De los 82,400.000,000 de barriles que consume el planeta cada día, 25% responde a Estados Unidos, cuya política hace inestable el mercado. La ocupación de Iraq hizo decrecer la producción del país que tiene las segundas mayores reservas mundiales y ahora se amenaza a Irán ( 4.100,000 de barriles diarios).
El respaldo estadounidense a Israel en sus agresiones contra los pueblos de Palestina y El Líbano contribuye a las distorsiones del sector petrolero. Entre los factores básicos de la inestabilidad están las aventuras bélicas estadounidenses en el planeta y las especulaciones de las transnacionales. A todo se suma la demanda en alza de verdaderos colosos como China, India y otros que están en un vertiginoso proceso de desarrollo de sus potencialidades. Estos escollos hacen que la Casa Blanca y las influyentes compañías petroleras "redescubran África", según algunos que olvidan la historia de esa región de la Tierra. África primero fueron las metrópolis coloniales, que se llevaron recursos materiales y humanos; después las transnacionales, que arrasaron con las riquezas locales; y ahora ambas.
En la actualidad, potencias y sus transnacionales se unen para capear el temporal de las vicisitudes con el denominado "oro negro", esta vez con el pretexto de sacar al continente de su marginalización. Realmente, esa marginalización continúa en la época de la globalización y es sólo la abundancia de crudo la que llama la atención de las compañías. África ofrece más seguridad que la conflictiva zona del Medio Oriente y sus reservas a fines del siglo pasado se calculaban en 75, 460.000,000 de barriles (7% del total global).Desde entonces, hubo frecuentes hallazgos en el Golfo de Guinea y se sumaron varios países al coro de petroleros africanos, integrado por una veintena de naciones. Este panorama se suma a la óptima calidad y relativa proximidad a las costas estadounidenses como elementos clave del interés que surge en Washington por África.
La administración de George W. Bush trata de neutralizar la tendencia de fortalecimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El cartel está integrado por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar, Venezuela y su más reciente adquisición, Angola. La consolidación de la entidad, que entrega 30.000,000 de barriles diarios al mercado mundial, sumó a Luanda, segundo productor continental, detrás de Nigeria ( 2.500,000 de barriles diarios).
La OPEP sobrepasa la entrega cada día de unos 30.000,000 de barriles al mercado mundial. Angola produce 1.400,000 barriles diarios de crudo y este año espera llegar a dos millones, con reservas estimadas en 12.500,000 que benefician a varias transnacionales y países foráneos. En cuanto al gas natural, ese país del oeste africano extrae unos 1,400.000,000 de metros cúbicos y esa actuación continental en el sector de los hidrocarburos atrae mucha atención de Estados Unidos.
Walter Kansteiner, subsecretario de Estado para África, subrayó que "el petróleo africano es de interés estratégico nacional para nosotros (los estadounidenses) y lo será más en el futuro". Estados Unidos recibe de África Occidental más de 1.500,000 barriles por día y dentro de tres años quiere duplicar esa cantidad para que, en 2025, sea 25% del total importado. Para vigilar que esos intereses no sean perjudicados, funcionarios recorren el África Subsahariana hasta Sudáfrica constantemente, mientras los buques de guerra incursionan en el Golfo de Guinea.
El panorama petrolero global presenta algunos síntomas en los que se avizoran trazos de una mayor cooperación entre los países del Sur pobre. La Unidad Africana aboga por una política continental común a favor de los pueblos y que sea "locomotora" del desarrollo, mediante apoyo entre los estados y eliminar las disputas. Una medida concreta de esa convergencia y apoyo muto demandado por los africanos es estimular el proyecto de la Nueva Asociación para el Desarrollo. Una buena parte de esas iniciativas tiene como telón de fondo las tierras latinoamericanas, entre ellas, Petrocaribe, que vende 198,000 barriles diarios a 12 naciones de la Cuenca. Otra es Petrosur, en condiciones similares de financiamiento de 40% de la factura con créditos a largo plazo y pagos en bienes y servicios, además de otros acuerdos de beneficio mutuo. Es obvio que tales pasos no resultan del agrado de las compañías petroleras y sus representantes en la Casa Blanca que han aumentado la hostilidad contra quienes los emprenden.
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