Es difícil precisar quién ha sido el más perjudicado por las palabras y obras de Evo Morales, pero en la lista de damnificados habría que incluir al presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al Gobierno estadounidense y, sobre todo, al infortunado pueblo boliviano.
Evo ha traicionado a Lula, su más poderoso aliado en la región, al mandar al ejército a apropiarse de las instalaciones petroleras brasileñas en territorio boliviano y acusar sin pruebas a la empresa estatal Petrobras de actuar ilegal e inconstitucionalmente.
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