Pese a que se esperaba despegar en el actual sexenio con grandes proyectos de infraestructura, sólo se con-cretó uno: el de la presa hidroeléctrica El Cajón, un gigante con capacidad de producción de 750 megawatts y 800 millones de dólares que se ubica en las montañas de Nayarit, que aprovechará las caídas de agua de un afluente pequeño, el Río Santiago.
La Comisión Federal de Electricidad heredará a la siguiente administración el inicio de la construcción de la presa La Yesca, en el mismo río y, si la suerte le sonríe, una licitación en marcha del proyecto multipropósitos de La Parota, en el Río Papagayo, a un lado de Acapulco, Guerrero.
“México no tiene tanta agua como otros países, pero tiene montañas que le sirven bien para desarrollar proyectos hidroeléctricos”, dice Humberto Marengo, director de proyectos hidroeléctricos de la CFE.
Lo que es un hecho es que desde hace dos años los altos costos de los combustibles fósiles por el alza de los precios internacionales del petróleo, ha obligado al gobierno a buscar nuevas opciones para generar electricidad, lo que incluye la reactivación de los planes para crear plantas nucleoeléctricas.
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