Las fuerzas armadas resguardaban la noche del lunes varias instalaciones petroleras después de que el gobierno decretó la nacionalización de los hidrocarburos.
Un periodista de la AP pudo constatar que alrededor de un centenar de soldados armados, algunos con ametralladoras livianas, asumió el control físico de la refinería de Palmasola, en las afueras de la ciudad de Santa Cruz, que hasta hoy pertenecía a la empresa brasileña Petrobras.
Morales había ordenado al mediodía a las fuerzas armadas que ocuparan las instalaciones de las compañías petroleras, pero algunos jefes militares matizaron la orden diciendo que de lo que se trataba era de garantizar la continuidad de las operaciones, no tomar propiamente la planta.
"Se trata de dar seguridad a las operaciones", dijo el comandante de esa unidad del oriente boliviano, capitán de ejército Jorge Lenz. De hecho, los uniformados se apostaron en las inmediaciones de la entrada al establecimiento.
Palmasola y la otra refinería de petróleo que opera en Bolivia, Gualberto Villarroel, fueron vendidas a Petrobras en el gobierno del extinto presidente Hugo Banzer (1997-2001), por 100 millones de dólares.
Pero el vicepresidente Alvaro García, complementando el anuncio de nacionalización inmediata de Morales, dijo el lunes que las refinerías volverán a ser propiedad del estado, sin dar mayores detalles.
El despliegue se registró al mediodía, cuando Morales firmaba el decreto de nacionalización de la industria hidrocarburífera en el sur del país, desde el campo San Alberto, también administrado por Petrobras.
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