by Daniel Montero
Ayer funcionaron desde primera hora de la mañana telefonazos que hablaban que BBVA habría ofrecido sus iberdrolas a Florentino Pérez, presidente de ACS, a su vez máximo accionista de esta eléctrica y de Unión Fenosa. Algunos, incluso, justificaban la fuerte caída de Iberdrola en bolsa desde los primeros compases del día en esta posibilidad, añadida al miedo que existe a que la empresa dirigida por Ignacio Sánchez Galán compre Scottish Power y que ya ha provocado que BBVA esté contratando coberturas en el mercado por si la acción sigue cayendo.
El rumor sobre la posible operación, que coincidía en el tiempo con el anuncio de compra de un 5% del banco chino Citic Bank por BBVA, sería un arma de doble filo. Por un lado, BBVA aligeraría su participación industrial vendiendo el 4,56% de Iberdrola a unos precios estratosféricos si se compara con los niveles del pasado año. Actualmente, el paquete de iberdrolas de BBVA vale 1.360 millones de euros, frente a los 880 millones de hace exactamente un año.
Por otro lado, BBVA se vengaría de Galán, con el que las relaciones no atraviesan el mejor momento, vendiéndole las acciones a Florentino Pérez, que, según distintas fuentes, tampoco está muy contento con el paso adelante del presidente de Iberdrola. El matrimonio Galán y Pérez tuvo su punto álgido en los días anteriores a la entrada pactada (¿acaso alguien lo duda?) de ACS en Iberdrola, pero desde entonces no ha parado de erosionarse.
El intento de compra de Scottish Power –pendiente aún de materializarse- es un acto en defensa propia de Galán, que quiere afrontar la hipotética y futura fusión que prepara Florentino Pérez con Unión Fenosa desde una posición más cómoda y no limitarse a esperar a que llegue el ex presidente del Real Madrid con todo hecho para simplemente estampar la firma. Una interpretación que ya esbozaba Merrill Lynch en un informe reciente.
Sin embargo, Pérez necesita de Galán y no puede mostrar aún su inquietud ni pegar un golpe encima de la mesa antes de conocer las condiciones de la mayor adquisición de la historia de Iberdrola. Sobre todo porque tienen sus derechos políticos todavía cercenados por la CNE. Yendo contra él se arriesgaría a que el presidente de Iberdrola adopte una posición similar a la de Pizarro y le eche a los accionistas encima, sobre todo porque no se ha atrevido a lanzar una OPA por la totalidad del capital.
Sin embargo, con la compra de Scottish Power, Galán puede empeorar las relaciones con sus accionistas de referencia en una discusión cuyo final puede ser hasta trágico para sus intereses personales. Una situación contradictoria tras convertirse en la tercera eléctrica del mundo.
Sólo el tiempo pondrá las acciones de BBVA en determinada cartera y a Pérez y a Galán en su sitio.
Bolsa5
Ayer funcionaron desde primera hora de la mañana telefonazos que hablaban que BBVA habría ofrecido sus iberdrolas a Florentino Pérez, presidente de ACS, a su vez máximo accionista de esta eléctrica y de Unión Fenosa. Algunos, incluso, justificaban la fuerte caída de Iberdrola en bolsa desde los primeros compases del día en esta posibilidad, añadida al miedo que existe a que la empresa dirigida por Ignacio Sánchez Galán compre Scottish Power y que ya ha provocado que BBVA esté contratando coberturas en el mercado por si la acción sigue cayendo.
El rumor sobre la posible operación, que coincidía en el tiempo con el anuncio de compra de un 5% del banco chino Citic Bank por BBVA, sería un arma de doble filo. Por un lado, BBVA aligeraría su participación industrial vendiendo el 4,56% de Iberdrola a unos precios estratosféricos si se compara con los niveles del pasado año. Actualmente, el paquete de iberdrolas de BBVA vale 1.360 millones de euros, frente a los 880 millones de hace exactamente un año.
Por otro lado, BBVA se vengaría de Galán, con el que las relaciones no atraviesan el mejor momento, vendiéndole las acciones a Florentino Pérez, que, según distintas fuentes, tampoco está muy contento con el paso adelante del presidente de Iberdrola. El matrimonio Galán y Pérez tuvo su punto álgido en los días anteriores a la entrada pactada (¿acaso alguien lo duda?) de ACS en Iberdrola, pero desde entonces no ha parado de erosionarse.
El intento de compra de Scottish Power –pendiente aún de materializarse- es un acto en defensa propia de Galán, que quiere afrontar la hipotética y futura fusión que prepara Florentino Pérez con Unión Fenosa desde una posición más cómoda y no limitarse a esperar a que llegue el ex presidente del Real Madrid con todo hecho para simplemente estampar la firma. Una interpretación que ya esbozaba Merrill Lynch en un informe reciente.
Sin embargo, Pérez necesita de Galán y no puede mostrar aún su inquietud ni pegar un golpe encima de la mesa antes de conocer las condiciones de la mayor adquisición de la historia de Iberdrola. Sobre todo porque tienen sus derechos políticos todavía cercenados por la CNE. Yendo contra él se arriesgaría a que el presidente de Iberdrola adopte una posición similar a la de Pizarro y le eche a los accionistas encima, sobre todo porque no se ha atrevido a lanzar una OPA por la totalidad del capital.
Sin embargo, con la compra de Scottish Power, Galán puede empeorar las relaciones con sus accionistas de referencia en una discusión cuyo final puede ser hasta trágico para sus intereses personales. Una situación contradictoria tras convertirse en la tercera eléctrica del mundo.
Sólo el tiempo pondrá las acciones de BBVA en determinada cartera y a Pérez y a Galán en su sitio.
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