Un barril de crudo por encima de los $70, la escasez de petróleo y el encarecimiento de sus derivados para usar en electricidad y combustibles están impulsando la investigación de renovables, en especial la geotermia.
La premisa es parte de lo discutido en el segundo día del foro sobre el desarrollo de la geotermia en Centroamérica, que es organizado por la Universidad de Naciones Unidas (UNU) y que reúne a participantes, en su mayoría del sector público, de Kenia, Islandia, Filipinas, México y C.A.
“El interés existe porque el precio del petróleo es alarmante. Es lo que hace pensar en menos dependencia en los combustibles fósiles”, destacó Marcelo Lippman, científico retirado del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley. Lippman reiteró que para hacerlo, “todos los países tienen que facilitar la parte legislativa y reglamentos para desarrollar proyectos geotérmicos”.
José Luis Quijano, de la mexicana pública Comisión Federal de Electricidad, detalló una de las limitantes en la exploración de este renovable. “Al inicio (de los proyectos), hay mucho riesgo. En las primeras etapas, puede invertir $8 millones o $10 millones y al final no obtener nada, u obtener muy poco”. A diferencia de un proyecto de búnker, la inversión es menor, pero después “hay que pagar el combustible”.
El lunes, el director del programa de entrenamiento geotérmico de la UNU, Ingvar Fridleifsson, lamentó que una de las regiones en el mundo con mayor potencial geotérmico dependa tanto del búnker. “Centroamérica es una de las regiones más ricas en geotérmica y solo una pequeña porción, un 15%, ha sido utilizada hasta ahora”, censuró, y añadió que “Centroamérica podría convertirse en un ejemplo para el mundo en la reducción del efecto invernadero con el desarrollo geotérmico”.
En ese tono, Lippman insistió en que los planes renovables no deben verse como una solución económica, sino como un “plan de largo plazo”. Agregó que debe verse el potencial eólico, en biomasa y solar.
PrensaGrafica
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