Es una forma de conformar a los italianos y atenuar planteos en la CE, dos consecuencias de haber impuesto por “diktat” del gobierno la fusión de una firma privada (Suez, con serios problemas en Sudamérica) y una pública, Gaz de France. Pero, todavía, no ha habido reacciones en Roma ni en Bruselas.
La cuestión de fondos sigue siendo la misma: ¿qué criterios prevaldrán? ¿los del mercado o los de los gobiernos? Dicho de otro modo, la oferta de Bréton, secundada por el primer ministro Dominique Villepin, deberá ser analizada por Italia y la Unión Europea. En su caso, porque París no ha modificado su actitud en cuanto a Suez y GdeF.
No obstante, “el nuevo proyecto de fusión seguirá adelante”, señalaba Bréton. Villepin lo considera “muy válido, sin obstáculos jurídicos ni gremiales”. Por supuesto, ambos gobiernos posiblemente estén pensado en lo mismo:¿cómo quedará una futura sociedad Enel-ÉdeF ante el gigante electrónico alemán E.On? Esa pregunta remite al otro desvelo de la CE: las interferencias del gobierno español para bloquear la compra de Endesa por parte de los alemanes creando un “campeón nacional” con esa compañía, Gas Natural e Iberdrola.
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