La cumbre europea de primavera concluyó ayer en Bruselas con un mero compromiso de mínimos en política energética, limitado a la coordinación de las políticas nacionales y a la reiteración de objetivos incumplidos de interconexión entre países. Además, los líderes aplazaron hasta el 2007 la adopción de cualquier medida concreta. El Consejo Europeo tampoco consiguió resolver o apaciguar el conflicto en torno al control de los grandes grupos eléctricos de España y de Francia, que reafirmaron la legitimidad de las decisiones adoptadas para proteger el sector estratégico de la energía.
Los líderes de la Unión Europea (UE) reafirmaron su voluntad de profundizar las reformas para modernizar la economía europea, aplazaron hasta junio cualquier decisión sobre la creación del Instituto Europeo de Tecnología y repitieron los objetivos ya fijados para el 2010 en materia de empleo e investigación. Los líderes prometieron que a finales del 2007 se podrá completar el trámite para crear una empresa en una semana y que a todos los jóvenes que acaben sus estudios se les ofrecerá en el plazo de seis meses un empleo, un aprendizaje o un programa de formación profesional.
Holanda, Gran Bretaña, Polonia y otros países liberales intentaron reabrir la batalla para lograr una liberalización máxima de los servicios en la UE. Pero finalmente aceptaron que sólo será posible aprobar una directiva basada en la suavización del proyecto inicial efectuada por el Parlamento Europeo, que excluya los sectores sensibles y evite el riesgo de dúmping social. Por ello, la cumbre encargó a la Comisión elaborar un proyecto basado en el texto adoptado por la Eurocámara.
La nueva estrategia europea en energía, el tema estrella de la cumbre, quedó muy lejos de las aspiraciones de la Comisión Europea, a quien los líderes negaron incluso la capacidad para actuar como la voz exterior de la UE en esta materia o para negociar con Rusia u otros suministradores. Los Veinticinco consideraron que esta cuestión clave debe quedar en manos de los propios estados, del Consejo de la UE y del responsable de la política exterior europea, Javier Solana. El Ejecutivo comunitario tampoco encontró respaldo para la creación de un regulador europeo del sector energético.
La cumbre, sólo fijo los objetivos generales de la futura política energética europea: aumentar la seguridad del suministro, completar el mercado interno de gas y de electricidad y promover el ahorro energético y las energías renovables. La futura política energética quedó, además, supeditada a un "adecuado conocimiento y compresión de las necesidades y las políticas energéticas de los estados, teniendo presente el carácter estratégico del sector".
Al concluir la cumbre, el presidente francés, Jacques Chirac, insistió ayer en justificar la fusión de la empresa pública Gaz de France con Suez para impedir la compra de esta última por la eléctrica italiana Enel. Chirac rechazó las acusaciones de proteccionismo y recordó que Francia tiene el doble de inversión extranjera que Italia. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi optó por guardar silencio.
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