En toda Europa, con la excepción de España, Reino Unido y Alemania, los gobiernos controlan las empresas energéticas
El pacto Merkel-Chirac es muy sencillo : las empresas alemanas y francesas -especialmente E.ON y EDF- deberían controlar el sector energético de los 25 países de la Unión, especializándose según fuentes de producción de energía: el gas para los germanos y la nuclear para los galos. Sólo hay una barrera que se opone a este objetivo : España, punto de entrada del gas argelino. Por pura coincidencia, el descarado intervencionismo del PSOE a favor de la oferta de Gas Natural y en contra de la de E.ON casa ahora con el interés nacional de España. E.ON es una gran empresa, sólo que muy endeudada y ahora acusada de prácticas corruptas por la propia prensa alemana.
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