Europa establece normas de competencia entre empresas energéticas pero no existe un mercado interior europeo de la energía. Bruselas tiene comisarios de competencia y de mercados, pero los países de la Eurozona silban al viento cada vez que se les canta.
El mismo día que ha comenzado la cumbre energética, el Parlamento francés adoptaba un proyecto de Ley sobre las ofertas públicas de adquisición, con el objetivo de dar a las empresas galas más medios para defenderse contra las OPAs hostiles. En España, el Congreso convalidaba los decretos que permiten a la Comisión Nacional de la Energía (CNE) poner coto a la OPA de E.ON, una OPA considerada hostil por el Gobierno.
La decisión de Francia se produce cuando Enel sigue diciendo a los cuatro vientos que tiene músculo para comprar Suez, pero no se acaba de decidir, puesto que el Gobierno galo lo impediría. Enel tiene músculo para comprar Suez, sobre todo si tira de su socio estatal, el Ministerio de Economía italiano, que tiene un 30% de la misma. Además, está por medio la OPA de Mittal sobre Arcelor. Curiosamente, Mittal está ofreciendo una muestra de lo que es el mercado financiero único, que tampoco existe, y de la liason entre los reguladores.
Ha entregado un supuesto plan industrial al Gobierno galo, pero no le ha dado nada a los reguladores ni ha informado a los accionistas; ni siquiera se ha acercado al buzón de hechos relevantes de la CNMV, por supuesto.
Precisamente, en Luxemburgo, la Comisión de Finanzas del Parlamento aprobó el miércoles restringir las normas sobre compras de empresas, una especie de ley antiopas ad hoc para Arcelor. El Gobierno de Luxemburgo tiene el 5,6% de Arcelor, que cuenta con 95.000 trabajadores. El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, reconoció no estar satisfecho con esta norma.
Bueno, el caso francés riza el rizo, puesto que ayer mismo Jacques Chirac y sus ministros, Philippe Douste-Blazy, de Exteriores y Thierry Breton, de Economía, abandonaron una reunión con el presidente de la patronal europea, un francés llamado Ernest-Antoine Seilliere, porque hablaba en inglés. El idioma de los negocios.
Michel Camdessus, otro francés insigne, habló en un castellano meridiano ayer en la Cátedra de La Caixa en contra de los campeones nacionales y del proteccionismo europeo. Merkel, por su parte, pedía campeones europeos y el comisario de Industria alemán amenazaba a España con tomar represalias por el affaire E.ON. Muy neutral, como todos los demás.
En suma, un panorama que Borrell ha considerado una especie de “pugilato nacionalista”, en el que los gobiernos hacen de su capa un sayo y deciden según les viene en gana, una veces a favor de la seguridad energética nacional -veremos qué tendría que hacer E.ON con las centrales nucleares y el abastecimiento de las islas, tanto en Baleares como en Canarias- y otras, simplemente, porque no se quiere perder ni el poder político ni mucho menos el energético.
Ahí están los líderes europeos buscando soluciones a un mercado único energético que no existe y a unos campeones que en su mayoría son estatales y siguen bajo el paraguas de los ministros de turno.
Mientras tanto, se han desarrollado mercados financieros abiertos donde la libertad de movimiento de capitales es un hecho y donde, supuestamente, no existen fronteras. Siempre y cuando los políticos no metan la mano en pos del interés general. Lo dicho, un auténtico cachondeo.
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