El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo ayer en el Congreso que España es un "país abierto" a la inversión extranjera, pero defendió la "igualdad de reglas" dentro de la Unión Europea y subrayó la necesidad de tener "garantías" en sectores estratégicos como el energético.
Horas antes, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, había abroncado a los gobiernos europeos, sin especificar, que a su juicio han entrado en una deriva "nacionalista" y proteccionista en la que "unos se defienden de otros" para proteger su industria de la energía, según informa nuestro corresponsal, Fernando García. "Europa avanza cuando caen las barreras, no cuando se levantan. La unión hace la fuerza, no el afrontar la globalización con 25 minimercados de energía", dijo el presidente del Ejecutivo comunitario, a la vez que criticó "algunas declaraciones oídas en los últimos días y que no son buenas para Europa". El discurso de Barroso, a todas luces preparado, podía entenderse dirigido contra Madrid por sus reformas legales ante la opa de E. ON, pero también contra París, por la operación defensiva de fusión por absorción de Gaz de France y Suez o por su ley antiopa extranjera, o bien contra Roma, por el decreto proteccionista que prepara.
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