Se firma la Política Europea de la Energía a raíz de la OPA de E.ON sobre Endesa.
El tema estrella de la Cumbre Europea que congregó a los jefes de Estado la pasada semana, fue sin duda la energía, gran protagonista de la cumbre comunitaria. A ello han contribuído, sin duda, el alza de los precios del petróleo y la crisis gasífera entre Ucrania y Rusia en enero pasado.
Esta cumbre energética viene marcada por la regeneración del patriotismo y proteccionismo económico, desatado por las medidas de España y Francia para frenar la ofensiva del grupo energético alemán E.ON sobre Endesa, y el propósito de la italiana Enel de lanzar una oferta de compra sobre la francesa Suez.
La cuestión energética es fundamental, ya que la Comisión Europea en su Libro Verde, revela la creciente dependencia exterior, lo que muestra la vulnerabilidad europea en esta materia, como puso en evidencia la crisis entre Rusia y Ucrania, que provocó escasez en el suministro. De todos modos, los problemas energéticos europeos se vinculan más con sus propias ineficiencias productivas que con el aumento de la demanda.
Se formalizó, en la cumbre, la creación de la Política Europea de la Energía (PEE) con la aprobación de un conjunto de acuerdos para reforzar la liberalización del sector, la seguridad del abastecimiento, los precios moderados de la energía, y promover fuentes viables para el medio ambiente, situando la energía como una prioridad de la política exterior, lo que supone el desarrollo de una verdadera política común en el sector energético, un mercado común energético.
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