El acercamiento energético entre Ecuador y México va más allá de un simple acuerdo de cooperación. Detrás de este primer contacto bilateral también hay intereses geopolíticos aztecas.
El proyecto apunta a incentivar la integración mesoamericana, a través de la construcción de un gasoducto en su zona de influencia. Específicamente, que atraviese Centroamérica y que incluya tambien a Colombia.
Según David Cuen, editor del influyente diario El Economista, el propósito de México es incrementar su influencia en el continente, con el afán de contrarrestar la presencia del mandatario venezolano, Hugo Chávez.
“México está empeñado en intensificar sus alianzas en la región a través del tema energético, que permitirá ser un contrapeso a Venezuela”, sostiene el periodista.
Por ello, Cuen considera que la visita del presidente Alfredo Palacio es la colocación de la primera piedra de una futura alianza continental. Más aún cuando se suscribió un acuerdo de cooperación entre los ministerios de Energía.
Chávez también impulsa la creación de un gasoducto sudamericano, como parte de su estrategia geopolítica para impedir que se cristalice el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), mentalizada por EE.UU. De ahí que ha intentado que el Ecuador se sume a su cruzada.
En este escenario se han desencadenado serias diferencias entre Caracas y México, socio estratégico de Washington.
Por lo pronto, México se anotó un punto en su duelo energético y comercial con Venezuela, ya que la visita oficial de Palacio sirvió para impulsar el ALCA. En efecto, en la declaración conjunta firmada anteanoche con Fox, ambos países se comprometieron a “unir esfuerzos para avanzar en el proceso de negociación del ALCA”.
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