Venezuela atrae nuevas inversiones

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Las grandes compañías petroleras extranjeras han aprendido, desde que Hugo Chávez llegó a la presidencia en 1999, que el sector energético de Venezuela no está tan abierto a ellas como lo fue durante la apertura petrolera de la década del `90.

Algunas petroleras que siguen operando en campos venezolanos, tales como ExxonMobil y Shell, han optado por no participar –o han sido llevados a no participar– de ciertos nuevos proyectos de energía en Venezuela. A mediados de 2005, PDVSA dijo que desarrollaría las enormes reservas de gas en Mariscal Sucre, un sector costa afuera, sin ayuda de Shell o Mitsubishi de Japón. Las dos compañías habían planeado en conjunto con PDVSA, construir un proyecto de US$2.700 millones para la licuefacción del gas natural, destinado a exportaciones al mercado de EE.UU. En enero de este año, PDVSA canceló sus planes de construir un complejo petroquímico de US$3.000 millones con ExxonMobil en su puerto norteño de José. ExxonMobil dijo que lamentaba la decisión de PDVSA. Meses después, sin embargo, las compañías latinoamericanas Braskem y Petrobras, se han comprometido a llenar los espacios dejados por ExxonMobil en José, y Shell y Mitsubishi en Mariscal Sucre.Las dos empresas brasileñas están entre las muchas firmas extranjeras que están considerando participar en nuevos proyectos energéticos en Venezuela, a pesar de las inquietudes del mercado sobre un aumento de la “nacionalización” del sector en el país. ExxonMobil y Shell permanecen en proyectos venezolanos, y ambas compañías han dicho que considerarían nuevos proyectos en el país.



La gran apuesta de Braskem
Braskem, la petroquímica más grande de Latinoamérica, dijo la semana pasada que se encuentra en conversaciones con varios socios potenciales para que participen de la construcción del complejo en José por un costo de entre US$1.500-US$2.500 millones.

El complejo también incluiría la subsidiaria petroquímica de PDVSA, Pequiven, y podría entrar en operaciones en 2011, produciendo 1,2 millones de toneladas por año de polietileno, y otros productos, usando el gas natural como materia prima. “En el mercado dirán que invertir en Venezuela conlleva un riesgo político”, dijo Paul Altit, director financiero de Braskem, en un desayuno con inversionistas la semana pasada. “Las recompensas potenciales son tan grandes que es digno de un pequeño riesgo”, agregó.

De acuerdo al ejecutivo, la empresa está en negociaciones con varias compañías de Norteamérica, Europa y Asia que quieren participar del proyecto de José. “Se sorprenderían al saber cuántas compañías se han acercado a nosotros que desean entrar en Venezuela”, dijo Altit.

Braskem ya tiene una ventaja en Venezuela. Su principal accionista, la brasileña Odebrecht S.A., mantiene importantes contratos de ingeniería y construcción concedidos por la administración de Chávez. Altit ha dicho que Braskem tomará una decisión sobre el futuro del proyecto de José en 2007. La construcción del complejo llevaría cuatro años y lograría su financiamiento a través de préstamos con garantía en las exportaciones futuras del proyecto, en un esquema de project-finance. Braskem, que opera más de una docena de plantas de productos petroquímicos en Brasil, está mirando Venezuela debido a los precios competitivos de gas natural que serian ofrecidos en José. La compañía canceló recientemente planes para construir una planta petroquímica usando el gas boliviano, cerca de la frontera del Bolivia-Brasil, donde el gas esta cada vez más caro. El deseo de la compañía brasileña es que el proyecto de José sea un importante centro de exportación de productos petroquímicos para todo el continente americano. Para construirlo, sin embargo, los precios del gas deben hacerlo competitivo frente a las nuevas plantas en construcción en el Medio Oriente, en Irán, por ejemplo.

En algunos lugares del Medio Oriente el gas se vende a sólo US$1,25 por millón de BTU. Esto es, un quinto del costo promedio del gas al por mayor en EE.UU., o un cuarto del precio que Argentina paga actualmente por el gas boliviano. Braskem también está considerando la construcción en Venezuela de una planta de polipropileno, con capacidad de 400.000 toneladas por año. Este proyecto adicional, cuyo insumo sería propileno producido por Pequiven, costaría US$370 millones, y podría funcionar en 2009.


Los planes de GNL de Petrobras
A mediados de agosto, Petrobras dijo que probablemente invertiría más de US$2.000 millones para producir gas en varios campos de Mariscal Sucre, en un joint venture de 35% - 65% con PDVSA, que invertiría alrededor US$3.000 millones en el proyecto.

Los campos, se cree, aportarán el 7% u 8% de las reservas totales de gas de Venezuela de alrededor 150 billones de pies cúbicos. Las compañías planean firmar un contrato para el proyecto antes de fin de año, dijo el director internacional de Petrobrás, Nestor Cervero. El gas de Mariscal Sucre podría alcanzar el mercado local de Venezuela antes de 2009. Una terminal para la exportación del GNL, que es parte del plan de Petrobras, podría proporcionar, más adelante, exportaciones de 20 millones de metros cúbicos por día al hambriento mercado de Brasil, dijo Cervero.

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