El verano no ha hecho paréntesis en algunas cuestiones pendientes. La inmigración es un azote de las Islas Canarias y la falta de solución de este problema pandémico se sobrepone al debate sobre el derecho de voto de los inmigrantes. La eterna OPA de Endesa no pinta bien para un Gobierno que ya no saca pecho con este asunto ante la imparable actitud de la Comisión Europea. El mundo abertzale asoma fuera de las alcantarillas, cada fin de semana, en un pulso permanente con el Estado sin que sus dirigentes tengan la decisión y la gallardía de abandonar definitivamente la tentación de la marginalidad para sumarse a una existencia legal, en donde solo las urnas tienen la palabra. Los problemas siguen y las soluciones esperan.
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