Lo único que me fastidia del laudo arbitral sobre Cepsa es que los jueces holandeses no se han comportado como yo pensaba que iban a actuar, lo cual, convendrán conmigo en que es muy molesto. Mal consuelo, más bien de tontos, pensar que casi todo el mundo se ha equivocado en la City madrileña: todos estábamos pensando en que los jueces le iban a dar la razón a Total, y resulta que se la han dado a Botín.
Es más, creo que los medios que hablan de solución salomónica se equivocan. En pocas palabras, lo que han dicho los jueces es muy sencillo : consideran que el Santander actuó a espaldas de sus socios franceses, sí, por lo que le obligan a vender un 49,6% de Cepsa, pero al mismo tiempo dejan claro que el Santander se vio obligado a lanzar la OPA a espaldas de Total porque los pactos de Somaen II –empresa conjunta hispano-francesa por la que el SCH controlaba la gestión a pesar de tener un 20% del capital, frente al 40% francés- atentaban contra la ley de transparencia de Rodrigo Rato, que por aquel entonces sufría tentaciones oníricas respecto a la libre competencia. Era la época en que un empresario calificó la institución con unas ya casi famosas palabras. “El Gobierno está tan obsesionado con la competencia que si apareciera ahora una vacuna contra el SIDA, prohibiría que se aplicara hasta que surgiera otro producto similar que pudiera hacerle la competencia”.
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