by VERÓNICA BECERRIL
Le gusta el jamón serrano, el marisco, las tapas, el museo del Prado y el Centro de Arte Reina Sofía, que visita cada vez que viaja a Madrid. Les presentamos a una de las personas de las que más se habla estos días en el panorama económico mundial, Fulvio Conti, consejero delegado de la compañía italiana Enel.
Habla español perfectamente, además de dominar el inglés y el francés. Quién sabe, quizá en la reunión del 16 de febrero pasado con el ministro de Industria, Joan Clos, el nuestro, fuera el idioma elegido para las conversaciones en las que estaba presente también el asistente personal de Conti, un joven español de 30 años llamado Javier Anzola.
Fulvio Conti nació en Roma hace 59 años. Casado y con un hijo de 30, es ya abuelo de una niña de apenas un año, por la que bebe los vientos, como señalan quienes le conocen. La calma, la armonía y su humor inglés, probablemente adquirido durante su estancia en Londres en la Mobil Oil Europe, de la que fue director financiero en 1989, son las características que le atribuyen sus más directos colaboradores. Sin duda la experiencia adquirida en la capital británica le abrió después las puertas de Estados Unidos, donde viajaba con frecuencia tras ser nombrado, en 1991 director de administración y finanzas para el control de Europa de la americana Campbell.
Pero quizás el triángulo Londres, Bruselas, Nueva York le cansara demasiado a Conti, de espíritu tranquilo y gran apasionado del mar, donde se escapa con frecuencia para relajarse. En concreto, hace años, decidió comprarse una casita para refugiarse de su ajetreada vida en la localidad costera romana de Sperlonga, uno de los pueblecitos más fantásticos de la orilla mediterránea del Lazio. Así que ese mismo año decidió volver a Italia. Dicho y hecho, en 1991 fue nombrado director de administración, finanzas y control de la Montecatini (1991-1993), desde donde pasó a la Montedison-Compart (1993-1996) con la misión de reestructurar las finanzas del grupo.
Tras esta experiencia, Conti, amante tanto del mar como de la montaña (le encanta esquiar), decidió «subirse al tren» y aceptó en 1996 el puesto de director general de las Ferrovie dello Stato, (equivalente italiano de nuestra Renfe, para que nos entendamos), donde fue nombrado «chief financial office» (1996-1998) de las grandes filiales del grupo, como son Metropolis y Grandi Stazioni.
Conti, trabajador incansable desde que iniciara su periplo laboral en una panadería para poder pagarse los estudios, pasó en 1998 a cubrir el mismo puesto de «chief financial office» en Telecom Italia (1998-1999), para después pasar a ser nombrado miembro del consejo de administración de numerosas empresas del grupo Telecom, como TIM, Sirti, Italtel, Meie, y Stet International.
Ese último año la Enel le ficha, una vez más, como mente financiera. Sólo seis años después, fue nombrado administrador delegado y director general de la compañía, cubriendo en la actualidad también el puesto de consejero de Barclays.
Con este currículo, es normal que ahora se hable tanto de él, por mucho que se empeñe en mantenerse alejado de los medios de comunicación, porque más allá de ser el intermediario de la operación financiera que puede unir a Enel con Endesa, Conti dirigió con gran cautela y buen resultado otras operaciones de gran envergadura, como la oferta global de Enel 3 y la colocación de los inversores institucionales de Enel 2 y Terna 2.
Lo que no sabemos muy bien es de dónde sacará el tiempo para dar clases de finanzas empresariales en el máster de Business Administration de la Libera Università Internazionale degli Studi Sociali (LUISS), donde los alumnos le tienen en gran consideración, a pesar de calificarle como un profesor duro. ¡Claro! Hay mucho que aprender, y si no que den un vistazo al trabajo realizado hasta ahora por Fulvio Conti.
Pero no todo es duro trabajo, el consejero delegado de Enel tiene otra gran pasión, el tenis, deporte que practica cuando su ajetreadísima agenda se lo permite. Aunque a veces se tiene que conformar con escuchar música clásica para poder relajarse, o leer algunas páginas más, en español, de «La Sombra del Viento», el libro que Conti está leyendo estos días. Quizás sea para tener más argumentos de conversación con sus colegas españoles, además de los económicos, claro está, o quizá simplemente sea un hombre amante de las cosas simples que consigue a través de su tenacidad lo que considera mejor para la propia empresa, y en este caso es, la introducción en el mercado financiero español. ABC
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