by Roberto Jimenez
A 69 años de que se expropió la industria petrolera del país, sigue siendo una realidad la premisa de que estos recursos naturales son propiedad de todos los mexicanos. El problema es que algunas personas hacen tan suya esa afirmación que les parece fácil “ordeñar” y adulterar los hidrocarburos y derivados que Petróleos Mexicanos produce, situación que, por cierto, constituye una defraudación al sistema hacendario.
“Pemex es de todos los mexicanos, pero eso no significa que la empresa deba ser gozada en mayor circunstancia por personas que realizan actos ilícitos”, dijo Raúl Alejandro Padilla, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados.
“Y eso va en contra de todos los que tenemos fincadas esperanzas económicas en la paraestatal”.
El legislador, también integrante de la Comisión de Energía de la Cámara baja, señaló que aunque se ignora el tamaño de estos ilícitos, se trata de un tema ampliamente difundido, que deberá abordarse en conjunto con el Poder Ejecutivo. En cuanto a lo que se conoce como tomas clandestinas, la mayor parte de estos hechos delictivos se registra en Veracruz, Nuevo León, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Tamaulipas y Tabasco, reconoce la paraestatal. De acuerdo con datos de Pemex Refinación, al cierre del año pasado se detectaron 218 tomas clandestinas en los sistemas de ductos, contra un total de 136 durante 2005, es decir, un aumento de 60 por ciento en estos hechos.
Sin embargo, también existe un problema de adulteración de gasolinas y diesel, con sustancias como las naftas o solventes, que al igual que los derivados extraídos de las tuberías de Pemex, se comercializan en un creciente mercado negro. Aunque no existen cifras exactas para determinar la magnitud del mercado ilícito de combustibles, hay algunas aproximaciones realizadas al respecto.
La Secretaría de Energía, en 2001 estableció que esta actividad ilegal tiene un valor cercano a 25 por ciento de las ventas totales de ese tipo de productos. En tanto, la Procuraduría Federal del Consumidor ha estimado que ese dato, incluyendo los productos adulterados, asciende a aproximadamente 20 mil millones de pesos anuales.
Pemex detectó que los derivados que los delincuentes “prefieren” extraer de sus ductos son diesel, con alrededor de 65 por ciento, y el resto corresponde a gasolinas.
Sin embargo, el “menú” es variado, ya que se han detectado casos en los que el robo corresponde a petróleo crudo. Además de las tomas clandestinas y la adulteración, el mercado ilícito también consiste en la comercialización indiscriminada de productos con subsidios gubernamentales, cuyo objetivo es apoyar a un sector en particular.
¿POR DÓNDE EMPEZAR?
Para José Antonio Beltrán Mata, presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Combustibles y Lubricantes, es necesario revisar y reformar el marco normativo que regula la comercialización de los petrolíferos. Actualmente, al salir de las instalaciones de Pemex se transmite la propiedad de las gasolinas y diesel a los compradores, y al no haber un control de la paraestatal sobre los productos, son comunes las adulteraciones antes de ser entregados a las gasolineras.
“Al no existir un marco que regule al mercado de combustibles, tampoco existen sanciones, y quien adquiere los productos refinados, de alguna forma tiene hasta el derecho de adulterarlos”, recalcó.
Aún no se difunden las cifras correspondientes al año pasado, pero entre 2004 y 2005, Pemex logró recuperar del mercado ilícito un total de 11 mil 403 millones de pesos, de los cuales 4 mil 903 correspondieron a gasolinas automotrices y 6 mil 500 millones a diesel. A pesar de los diversos programas que tiene Pemex Refinación para detectar y combatir estos delitos, como recorridos a pie y aéreos, y la introducción de instrumentos dentro de los ductos para detectar horadaciones, el mercado negro sigue creciendo, señaló Beltrán Mata.
“El daño a los ductos es una práctica que tiene muchos años de realizarse”, detalló, “y se ha incrementado debido a que hoy existe un mercado natural, un mercado negro, que hace 10 años no estaba presente”.
Alejandro Frías, presidente de la Comisión de Energéticos de la Concamin, también detectó otra fuente para el mercado ilícito de combustibles, pero tiene que ver con la corrupción de los trabajadores de las empresas privadas de transporte. Los choferes, que reciben las unidades con el tanque lleno, extraen una proporción del diesel y lo venden a comercios ilegítimos, quienes los mezclan con residuales de refinación, y los venden en tambos a los automovilistas en las carreteras.
“Todo mundo que viaja por carreteras y conoce al sector del transporte está enterado de este asunto, y creo que las autoridades también”, anotó Frías.
Las pérdidas directas por robo son enormes para las empresas, denunció, pero también los daños causados a los camiones por las mezclas de diesel con residuales. Beltrán Mata coincidió en que las gasolineras clandestinas en las carreteras han proliferado en los últimos años, y la causa es la inexistencia de una reglamentación.
“Yo les llamaría gasolineras irregulares, porque al no existir un marco regulador esos expendios o centros de venta son legales, y no se puede hacer nada con ellos, además de que no existe una normatividad que les impida adulterar los productos”, dijo.
BOMBA DE TIEMPO
Esaú López, director de Prospectiva Económica de la firma de consultoría Aregional, consideró que el mercado ilícito también surge de un problema de infraestructura de Pemex, ya que ésta no ha sido renovada desde hace muchos años.
“Yo creo que le debería tocar a Pemex combatir estas situaciones”, dijo el especialista, “aunque el problema de las tomas clandestinas es más difícil de atacar”.
Y es que el sistema de ductos de la petrolera, que se extiende a lo largo de 63 mil kilómetros dentro del territorio nacional, tiene una antigüedad promedio de 30 años.
“Pemex ha dejado de invertir, no solamente en exploración y producción, sino en su infraestructura de ductos”, recalcó, “y ese es uno de los grandes problemas que no se han discutido a detalle, que se convierte en una bomba de tiempo si no se le da mantenimiento”.
Esa situación facilita el que se perforen tomas clandestinas en los ductos, pero también el que constantemente se presenten fugas, agregó, pero las prioridades de la paraestatal son otras, como incrementar las reservas petroleras.
“No sólo se afecta al patrimonio de Pemex, sino también al medio ambiente”, afirmó López, “es un problema que se debe enfrentar de inmediato”.
Se trata de un asunto relacionado con la encrucijada financiera que vive la paraestatal, reconoció, que a pesar de ser la empresa más importante de América Latina por el monto de sus ingresos, debe entregar una buena proporción de ese total al fisco federal.
“Si se le dejan más recursos a Pemex, entonces se genera un hueco en las finanzas públicas que se debe atender”, recordó, “y por eso la reforma fiscal y la energética van muy ligadas, no pueden pensarse como cosas autónomas”.
Y si se estima que se pierden 20 mil millones de pesos anuales por concepto del mercado ilícito de combustibles, se trata de una cantidad importantísima que sería muy útil para el presupuesto nacional, recalcó el diputado Padilla.
“Tenemos que tomar cartas en la materia y atacar duro”, afirmó el legislador, “está contemplado el delito, pero hay que sancionarlo, penalizarlo, y agarrar a quien resulte responsable, sea quien sea”.
El presidente de la Asociación Mexicana de Energía, Eduardo Andrade, coincide en que para enfrentar al mercado ilícito de combustibles resulta necesario que se respeten las leyes.
“Esto tiene que ver más con hacer valer el Estado de derecho que con el sector energético. Siempre habrá alguien dispuesto a delinquir mientras no se persiga el delito, y eso es algo desafortunado”.
A 69 años de que se expropió la industria petrolera del país, sigue siendo una realidad la premisa de que estos recursos naturales son propiedad de todos los mexicanos. El problema es que algunas personas hacen tan suya esa afirmación que les parece fácil “ordeñar” y adulterar los hidrocarburos y derivados que Petróleos Mexicanos produce, situación que, por cierto, constituye una defraudación al sistema hacendario.
“Pemex es de todos los mexicanos, pero eso no significa que la empresa deba ser gozada en mayor circunstancia por personas que realizan actos ilícitos”, dijo Raúl Alejandro Padilla, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados.
“Y eso va en contra de todos los que tenemos fincadas esperanzas económicas en la paraestatal”.
El legislador, también integrante de la Comisión de Energía de la Cámara baja, señaló que aunque se ignora el tamaño de estos ilícitos, se trata de un tema ampliamente difundido, que deberá abordarse en conjunto con el Poder Ejecutivo. En cuanto a lo que se conoce como tomas clandestinas, la mayor parte de estos hechos delictivos se registra en Veracruz, Nuevo León, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Tamaulipas y Tabasco, reconoce la paraestatal. De acuerdo con datos de Pemex Refinación, al cierre del año pasado se detectaron 218 tomas clandestinas en los sistemas de ductos, contra un total de 136 durante 2005, es decir, un aumento de 60 por ciento en estos hechos.
Sin embargo, también existe un problema de adulteración de gasolinas y diesel, con sustancias como las naftas o solventes, que al igual que los derivados extraídos de las tuberías de Pemex, se comercializan en un creciente mercado negro. Aunque no existen cifras exactas para determinar la magnitud del mercado ilícito de combustibles, hay algunas aproximaciones realizadas al respecto.
La Secretaría de Energía, en 2001 estableció que esta actividad ilegal tiene un valor cercano a 25 por ciento de las ventas totales de ese tipo de productos. En tanto, la Procuraduría Federal del Consumidor ha estimado que ese dato, incluyendo los productos adulterados, asciende a aproximadamente 20 mil millones de pesos anuales.
Pemex detectó que los derivados que los delincuentes “prefieren” extraer de sus ductos son diesel, con alrededor de 65 por ciento, y el resto corresponde a gasolinas.
Sin embargo, el “menú” es variado, ya que se han detectado casos en los que el robo corresponde a petróleo crudo. Además de las tomas clandestinas y la adulteración, el mercado ilícito también consiste en la comercialización indiscriminada de productos con subsidios gubernamentales, cuyo objetivo es apoyar a un sector en particular.
¿POR DÓNDE EMPEZAR?
Para José Antonio Beltrán Mata, presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Combustibles y Lubricantes, es necesario revisar y reformar el marco normativo que regula la comercialización de los petrolíferos. Actualmente, al salir de las instalaciones de Pemex se transmite la propiedad de las gasolinas y diesel a los compradores, y al no haber un control de la paraestatal sobre los productos, son comunes las adulteraciones antes de ser entregados a las gasolineras.
“Al no existir un marco que regule al mercado de combustibles, tampoco existen sanciones, y quien adquiere los productos refinados, de alguna forma tiene hasta el derecho de adulterarlos”, recalcó.
Aún no se difunden las cifras correspondientes al año pasado, pero entre 2004 y 2005, Pemex logró recuperar del mercado ilícito un total de 11 mil 403 millones de pesos, de los cuales 4 mil 903 correspondieron a gasolinas automotrices y 6 mil 500 millones a diesel. A pesar de los diversos programas que tiene Pemex Refinación para detectar y combatir estos delitos, como recorridos a pie y aéreos, y la introducción de instrumentos dentro de los ductos para detectar horadaciones, el mercado negro sigue creciendo, señaló Beltrán Mata.
“El daño a los ductos es una práctica que tiene muchos años de realizarse”, detalló, “y se ha incrementado debido a que hoy existe un mercado natural, un mercado negro, que hace 10 años no estaba presente”.
Alejandro Frías, presidente de la Comisión de Energéticos de la Concamin, también detectó otra fuente para el mercado ilícito de combustibles, pero tiene que ver con la corrupción de los trabajadores de las empresas privadas de transporte. Los choferes, que reciben las unidades con el tanque lleno, extraen una proporción del diesel y lo venden a comercios ilegítimos, quienes los mezclan con residuales de refinación, y los venden en tambos a los automovilistas en las carreteras.
“Todo mundo que viaja por carreteras y conoce al sector del transporte está enterado de este asunto, y creo que las autoridades también”, anotó Frías.
Las pérdidas directas por robo son enormes para las empresas, denunció, pero también los daños causados a los camiones por las mezclas de diesel con residuales. Beltrán Mata coincidió en que las gasolineras clandestinas en las carreteras han proliferado en los últimos años, y la causa es la inexistencia de una reglamentación.
“Yo les llamaría gasolineras irregulares, porque al no existir un marco regulador esos expendios o centros de venta son legales, y no se puede hacer nada con ellos, además de que no existe una normatividad que les impida adulterar los productos”, dijo.
BOMBA DE TIEMPO
Esaú López, director de Prospectiva Económica de la firma de consultoría Aregional, consideró que el mercado ilícito también surge de un problema de infraestructura de Pemex, ya que ésta no ha sido renovada desde hace muchos años.
“Yo creo que le debería tocar a Pemex combatir estas situaciones”, dijo el especialista, “aunque el problema de las tomas clandestinas es más difícil de atacar”.
Y es que el sistema de ductos de la petrolera, que se extiende a lo largo de 63 mil kilómetros dentro del territorio nacional, tiene una antigüedad promedio de 30 años.
“Pemex ha dejado de invertir, no solamente en exploración y producción, sino en su infraestructura de ductos”, recalcó, “y ese es uno de los grandes problemas que no se han discutido a detalle, que se convierte en una bomba de tiempo si no se le da mantenimiento”.
Esa situación facilita el que se perforen tomas clandestinas en los ductos, pero también el que constantemente se presenten fugas, agregó, pero las prioridades de la paraestatal son otras, como incrementar las reservas petroleras.
“No sólo se afecta al patrimonio de Pemex, sino también al medio ambiente”, afirmó López, “es un problema que se debe enfrentar de inmediato”.
Se trata de un asunto relacionado con la encrucijada financiera que vive la paraestatal, reconoció, que a pesar de ser la empresa más importante de América Latina por el monto de sus ingresos, debe entregar una buena proporción de ese total al fisco federal.
“Si se le dejan más recursos a Pemex, entonces se genera un hueco en las finanzas públicas que se debe atender”, recordó, “y por eso la reforma fiscal y la energética van muy ligadas, no pueden pensarse como cosas autónomas”.
Y si se estima que se pierden 20 mil millones de pesos anuales por concepto del mercado ilícito de combustibles, se trata de una cantidad importantísima que sería muy útil para el presupuesto nacional, recalcó el diputado Padilla.
“Tenemos que tomar cartas en la materia y atacar duro”, afirmó el legislador, “está contemplado el delito, pero hay que sancionarlo, penalizarlo, y agarrar a quien resulte responsable, sea quien sea”.
El presidente de la Asociación Mexicana de Energía, Eduardo Andrade, coincide en que para enfrentar al mercado ilícito de combustibles resulta necesario que se respeten las leyes.
“Esto tiene que ver más con hacer valer el Estado de derecho que con el sector energético. Siempre habrá alguien dispuesto a delinquir mientras no se persiga el delito, y eso es algo desafortunado”.