El próximo 4 de abril se cumple el quinto aniversario del alto el fuego que puso fin a 27 años de guerra civil en Angola, un conflicto que causó medio millón de muertos y dejó la economía literalmente en ruinas. Alcanzada por fin la paz, el país africano vive ahora un boom económico impulsado por el vertiginoso crecimiento de la producción de petróleo y espera atraer miles de millones de euros en inversión extranjera para financiar la reconstrucción. "La guerra forma ya parte del pasado, pero el aparato productivo y administrativo continúa destrozado", afirma una fuente española desde la capital angoleña, Luanda. "Aquí está todo por hacer, y la explotación petrolífera abre oportunidades de desarrollo espectaculares en todos los sectores". Según el FMI, la economía angoleña crecerá este año un 31,4%.
Con unos 13 millones de habitantes y una extensión dos veces y media la de España, la ex colonia portuguesa aspira a destronar el año que viene a Nigeria como primer exportador de crudo de África. La producción petrolífera ha crecido a un ritmo del 22% en los últimos años y se acerca ya a los 1,6 millones de barriles diarios. Según las previsiones de la empresa petrolera estatal, Sonangol, alcanzará los dos millones de barriles en 2008 y los 2,4 millones en 2010.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que la economía angoleña crecerá un 31,4% este año y que la inflación -de tres dígitos hasta 2003- caerá hasta el 8%. A pesar de estas cifras macroeconómicas deslumbrantes, la población sigue sumida en la pobreza, en su gran mayoría forzada a sobrevivir con ingresos inferiores a un euro al día. Las carreteras y los puentes están destrozados, las escuelas no tienen libros, los hospitales necesitan medicinas y los funcionarios carecen del material necesario para ejercer sus funciones. Apenas hay 500 kilómetros de carreteras en condiciones, y un desplazamiento de 200 kilómetros puede llevar fácilmente hasta 12 horas.
La gran cantidad de minas sin explotar -un legado de la guerra que algunas fuentes cifran en 10 millones- hace muy difícil la normalización de la vida de los angoleños. Sólo dos de cada diez tienen acceso a electricidad, y el resto depende de la madera para satisfacer sus necesidades energéticas, con el consiguiente riesgo de deforestación. El 85% vive de la agricultura, y el país figura en el puesto 161 de 177 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. La mortalidad infantil es escalofriante: 260 por cada mil nacimientos. También lo es la tasa de natalidad, de seis niños por mujer, una de las más altas del mundo.
Socio estratégico de China
Las exportaciones de crudo suponen ya la mitad del Producto Interior Bruto de Angola, miembro de la OPEP desde el 1 de enero, aunque sin cuota de producción asignada. Sus dos principales compradores, EE UU y China, se reparten a partes iguales el 80% del crudo angoleño. La ex colonia portuguesa es ya el principal proveedor de crudo y primer socio comercial en África del gigante asiático.
Multinacionales del petróleo como ExxonMobil, Chevron, Total y BP se han llevado gran parte del pastel y son las que más crudo extraen en suelo angoleño. La hispano-argentina Repsol-YPF tiene una presencia discreta en el boom, con una participación del 25% en un consorcio de exploración en la provincia de Cabinda, con Devon Energy como socio líder. Por ahora, no ha perforado pozo alguno.
Los objetivos del Gobierno angoleño son muy ambiciosos. Esta semana, Manuel Vicente, presidente de Sonangol, anunció que el sector petrolero recibirá inversiones por valor de 50.000 millones de dólares en los próximos seis años. De aquí a 2011, las autoridades quieren reconstruir 14.000 kilómetros de carreteras.
La producción de diamantes, segunda fuente de divisas de Angola, se ha recuperado tras la vuelta al control gubernamental de las zonas productoras, tradicionalmente dominadas por la guerrilla. Angola es en la actualidad el cuarto productor de diamantes del mundo y su producción superó los siete millones de quilates en 2005, equivalentes a 1.100 millones de dólares en el mercado.
Como ocurre en el resto de África, la corrupción sigue siendo el gran obstáculo del desarrollo. Todos los años, Angola aparece en los primeros puestos de la lista que elabora Transparencia Internacional sobre la corrupción en el mundo. Esta semana, tras un mes sin abandonar el país por orden del Gobierno, ha sido autorizada a salir de Angola la activista británica Sarah Wykes, miembro de la ONG Global Witness. Wykes investigaba la corrupción en el sector petrolero y fue detenida bajo la acusación de espiojane.
También preocupa a la comunidad internacional la ruptura por parte del Gobierno angoleño de sus contactos con el FMI. Al anunciar la decisión, el ministro de Finanzas, José Pedro de Morais, argumentó que Angola no necesita pactar programa alguno con el Fondo por ser capaz de mantener por sí mismo la estabilidad económica. El FMI ha expresado repetidamente su inquietud por la falta de transparencia en el manejo de los ingresos obtenidos con la venta de crudo.
También preocupa a la comunidad internacional la ruptura por parte del Gobierno angoleño de sus contactos con el FMI. Al anunciar la decisión, el ministro de Finanzas, José Pedro de Morais, argumentó que Angola no necesita pactar programa alguno con el Fondo por ser capaz de mantener por sí mismo la estabilidad económica. El FMI ha expresado repetidamente su inquietud por la falta de transparencia en el manejo de los ingresos obtenidos con la venta de crudo.
Incertidumbre política
Otra fuente de incertidumbre tiene carácter político. José Eduardo dos Santos, presidente de la república desde 1979, ha retrasado una y otra vez la convocatoria de elecciones, previstas ahora para 2008 (legislativas) y 2009 (presidenciales). Del resultado electoral dependerá en buena medida la puesta en marcha del proceso de privatizaciones, en estos momentos prácticamente paralizado.
Angola tiene uno de los caladeros de pesca más ricos de África, con abundancia de marisco. Roto en 2004 el acuerdo de pesca con la UE, que permitía a las empresas españolas dominar la actividad, las autoridades angoleñas han optado por vender cuotas a Bruselas, que son aprovechadas sobre todo por barcos españoles.
El dinero del petróleo está haciendo posible que uno de los países más endeudados del mundo (9.400 millones de dólares en 2005) ponga sus cuentas en orden. El año pasado canceló una deuda de 750 millones de dólares con España, pendiente desde 1998. Sólo restan los intereses de demora, que ascienden a unos 400 millones.
Entre los sectores más liberalizados destaca la vitalidad de las telecomunicaciones. En Luanda compiten ya varios operadores de telefonía móvil y de Internet.
Source: El País
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