“Comprar ex activos de Yukos es ser cómplice de un robo descarado”. Eso sostienen letrados de Míjail Jodorkovsky, fundador de esa empresa y hoy preso. Yukos, en efecto, fue confiscada mediante cargos amañados por la justicia rusa.
Paolo Scaroni y Alyexyéi Míller, presidentes respectivamente de Ente nazionale idrocarburi (ENI) y Gazprom, debían haber protagonizado la cumbre ítalorrusa de esta semana, junto al primer ministro Romano Prodi y Vladyímir Putin. No pudo ser.
Luego de firmar un pacto de colaboración por 35 años, los dos CEO tenían que marchar a Apulia para poner la guinda sobre el postre. Era una torta enorme: durante la cumbre, se habían subscripto diez acuerdos. Entre ellos, uno para desarrollo del Superjet 100 (Alenia-Sujói), otro de tipo nuclear (Enel-RosAtom) y un tercero que vincula Intesa SanPaolo y Mediobanca con VtB Bank.
Los jefes de ENI y Gazprom se borraron, pues “ya no les quedaba nada por firmar”, explicó el ministro Pierluigi Bersanti. Pero sucede que el pacto entre ambas incluye activos de la ex Yukos, a subastar el 4 de abril en Moscú. Entonces, los abogados de Jodorkovsky, o sea el estudio Amsterdam-Peroff, han señalado a Roma que “quien los compre se hará cómplice de un robo perpetrado por un estado soberano y una justicia sometida al poder ejecutivo”.
El problema es que, hasta el momento, un solo miembro de la Unión Europea (Italia a través de ENI y Enel, Ente nazionale eletttrico) participará en ese remate, a raíz del convenio con Gazprom. Éste es, como se sabe, un monopolio estatal ruso. La advertencia de los letrados señala, de paso, que Enel está tratando de comprar Endesa, la eléctrica española, y puja con la alemana E.On. En otras palabras, el panorama se le pone difícil al gobierno italiano, por demás débil en lo político.
Paolo Scaroni y Alyexyéi Míller, presidentes respectivamente de Ente nazionale idrocarburi (ENI) y Gazprom, debían haber protagonizado la cumbre ítalorrusa de esta semana, junto al primer ministro Romano Prodi y Vladyímir Putin. No pudo ser.
Luego de firmar un pacto de colaboración por 35 años, los dos CEO tenían que marchar a Apulia para poner la guinda sobre el postre. Era una torta enorme: durante la cumbre, se habían subscripto diez acuerdos. Entre ellos, uno para desarrollo del Superjet 100 (Alenia-Sujói), otro de tipo nuclear (Enel-RosAtom) y un tercero que vincula Intesa SanPaolo y Mediobanca con VtB Bank.
Los jefes de ENI y Gazprom se borraron, pues “ya no les quedaba nada por firmar”, explicó el ministro Pierluigi Bersanti. Pero sucede que el pacto entre ambas incluye activos de la ex Yukos, a subastar el 4 de abril en Moscú. Entonces, los abogados de Jodorkovsky, o sea el estudio Amsterdam-Peroff, han señalado a Roma que “quien los compre se hará cómplice de un robo perpetrado por un estado soberano y una justicia sometida al poder ejecutivo”.
El problema es que, hasta el momento, un solo miembro de la Unión Europea (Italia a través de ENI y Enel, Ente nazionale eletttrico) participará en ese remate, a raíz del convenio con Gazprom. Éste es, como se sabe, un monopolio estatal ruso. La advertencia de los letrados señala, de paso, que Enel está tratando de comprar Endesa, la eléctrica española, y puja con la alemana E.On. En otras palabras, el panorama se le pone difícil al gobierno italiano, por demás débil en lo político.
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