Desde hace 25 años Petróleos Mexicanos (Pemex) se encuentra en manos de sus enemigos, quienes ahora realizan una "privatización tangencial" con el fin de obtener recursos para tapar los huecos del Fobaproa que dejaron el gobierno de Vicente Fox y los anteriores, advirtió el analista Alfredo Jalife-Rahme, colaborador de esta casa editorial, quien este viernes presenta su libro Los cinco precios del petróleo.
La combinación de estas cinco categorías es la que ayuda a aclarar el porqué de los altibajos del crudo sin atenerse únicamente al aspecto de la oferta y la demanda. Estos cinco precios son el económico, el financiero, el especulativo, el desinformativo y el geopolítico.
Los cinco precios del petróleo, afirma el también académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), "es la síntesis de 200 años del control del mercado petrolero, y una de las conclusiones es que cada vez que Estados Unidos controla el mercado el petróleo baja; cuando lo pierde, sube.
"Ellos lo manejan desde el punto de vista geopolítico, que explica la caída de la Unión Soviética, la guerra en Irak y la amenaza a Irán; otra de las conclusiones es la existencia de un binomio indisociable entre la banca y los energéticos; esta última parte es la que no han entendido los gobiernos neoliberales en México."
En nuestro país, explica, "no tenemos banca, mientras en el mundo las principales cinco compañías trasnacionales petroleras están ligadas a las cinco principales bancas; de esa manera tienen acceso inmediato a créditos, mientras en México 92 por ciento de la banca, en términos de capitalización de mercado, lo que se cotiza en la bolsa, está en manos foráneas".
No tenemos una política integral, subraya Jalife-Rahme, analista de asuntos internacionales. "Desde el gobierno de Miguel de la Madrid, ha comenzado el desmantelamiento paulatino de Pemex. Ernesto Zedillo llegó a la locura de dividirlo en cuatro pedazos para vender uno por uno, pero se le vinieron encima los tiempos geopolíticos.
"Seguimos sin entender ese binomio financiero-energético: debemos tener una banca ex profeso para financiar, primero, la educación de nuestros ingenieros; pero es un diálogo de sordos porque lo que buscan los neoliberales es entregar el petróleo", insiste.
El objetivo es obtener recursos para tapar los boquetes financieros que vienen desde el Fobaproa; ya no saben cómo ocultarlos, les urge tapar esos huecos mediante la venta de Pemex, añade el investigador, y alerta que para ello se está empleando "la privatización cucaracha.
"Antes fue la privatización hormiga, poquito a poco, con los Pidiregas o los contratos de usos múltiples; pero ahora ya lo hacen directo con esas alianzas estratégicas en las que la contraparte se lleva 50 por ciento.
"Esa es la privatización cucaracha, porque no lo hacen a la luz del sol: las cucarachas no resisten la luz del sol. Se trata de una privatización tangencial; no pueden hacerla frontal porque saben que van a chocar con el país."
Con Pemex "tenemos una mina de oro que hemos dilapidado y para que siga siendo explotada convenientemente hay que cambiar el modelo del Banco de México, quitarle su autonomía, que fue lo que se hizo en Rusia y Venezuela".
En la nación sudamericana, abunda, había crudo, pero el país no crecía porque las petroleras se llevaban todo. Fue entonces cuando el presidente Hugo Chávez cambió el esquema, le quitó la autonomía al banco central y en ese momento comenzó a crecer.
"Chávez sabe que tiene una carta geopolítica que está jugando, quizá a algunos no les guste el estilo o la forma, pero está jugando de maravilla. Petróleos de Venezuela se volvió una verdadera empresa nacional; mientras que en México Pemex parece más una trasnacional que, además, está en las peores manos.
"Desde Miguel de la Madrid Petróleos Mexicanos está en manos de sus enemigos y aún así sigue siendo el sostén del país. Si, por el contrario, estuviera en manos de sus mejores amigos, México sería una de las grandes potencias mundiales, como Rusia". La Jornada
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