by MIGUEL LARRAÑAGA
Al grupo empresarial de la familia Entrecanales le gusta arriesgar. Lo hizo cuando entró en la antigua Cubiertas y tuvo que esperar diez años para llevar a cabo la deseada fusión. Intentó repetir la jugada con su irrupción en FCC y deshizo tres años después la operación con unas gigantescas plusvalías. Nada de esto, sin embargo, es comparable con la apuesta por Endesa.
Acciona entró en Endesa con la ambición de ser su accionista de referencia, con la idea de influir decisivamente en su gestión y de aglutinar en torno a su opción la «resistencia» accionarial a la opa de E.ON. Pero algo falló y los Entrecanales se quedaron con la miel en los labios y más de un 20% de las acciones de Endesa que, llegado el momento, podrían suponer más un lastre que un activo.
Lejos de formalizarse en torno a Acciona una alternativa española, a la que podría haberse sumado Caja Madrid, Acciona encontró el rechazo absoluto de la dirección de Endesa, decantada hacia la opa de E.ON y una posición tan hermética desde Caja Madrid que a día de hoy aún no se sabe si la caja acudirá a la opa alemana o no.
En estas condiciones, Acciona pasó de un optimismo sin límites, presentando por doquier sus planes de futuro para Endesa y su giro estratégico hacia las energías limpias, a una cautela total. A tal punto que los Entrecanales admitían públicamente la posibilidad de vender en la opa de E.ON.
No hubiera sido una mala jugada. Entraron a 32 euros por título en una acción sorpresiva a mercado cerrado y podían vender a 38,75 euros. Una vez más, un fracaso no hubiera sido tal. Cientos de millones de euros en plusvalías nunca son el resultado de un fracaso. Pero ahora, a pesar de que desde Acciona se guarda un escrupuloso silencio, los Entrecanales han vuelto a sonreír. Su 21% de Endesa vuelve a valer un potosí. La situación ha cambiado radicalmente con la entrada en escena de la italiana Enel comprando un 24,9% en el mercado a 39 euros por acción.
Enel ha negado toda posibilidad de concertación con Acciona, pero nadie compra por encima del precio de una opa para vender en dicha opa. Por tanto, aunque ni siquiera hayan hablado, Acciona y Enel son, de hecho, aliados. La italiana ni siquiera tiene el as en la manga de poder retirarse de la batalla con plusvalías. La suma del 24,9% de Enel y del 21% de Acciona supone de facto una minoría de control en el capital de Endesa. Si a esa posición se le suma el 2,9% que aún mantiene la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), el éxito en el primer asalto está garantizado.
Y la primera batalla se producirá en la junta de accionistas de Endesa y se dirimirá sobre una cuestión clave: la supresión de los límites a los derechos de voto. La cuestión no es baladí, puesto que la opa de E.ON establece de antemano dos razones por las que no seguir adelante: no obtener más del 50% del capital o que Endesa no logre cambiar sus estatutos para volver a la filosofía de «una acción, un voto».
La elétrica limitó los derechos políticos de voto al 10% del total, con independencia del porcentaje que se controle. Así, Acciona sólo puede votar por el 10%, lo mismo que Enel.
El problema es que para cambiar los estatutos, cuestión que apoya sin reservas la dirección de Endesa, se necesita el apoyo del 50,01% de los votos. Acciona votará no, Enel, previsiblemente, tomará la misma decisión (es la única que tiene cierto sentido por el precio al que ha comprado) y la Sepi también se pronunciará en contra. Un 23% del capital en contra y, además, un 25%, en poder de Acciona y Enel que no contabilizará a efectos de voto. Del 52% restante, Pizarro y E.ON necesitan la práctica totalidad de los votos, lo que técnicamente es inviable porque siempre hay un porcentaje que ni acude a la junta (pese a la jugosa prima de asistencia), ni delega su voto.
La aritmética indica que E.ON perderá el primer asalto y que tiene muy complicado comprar en la opa más del 50% del capital de Endesa. Estamisma aritmética refleja que Caja Madrid, cuyo apoyo era fundamental para decantar la balanza a uno u otro lado, ha pasado a ser un convidado de piedra que a lo más que puede aspirar es a realizar sus jugosas plusvalías siempre que E,ON continúe.Y mientras, Acciona desempolva sus planes para Endesa. Y vuelve a sonreír.
Al grupo empresarial de la familia Entrecanales le gusta arriesgar. Lo hizo cuando entró en la antigua Cubiertas y tuvo que esperar diez años para llevar a cabo la deseada fusión. Intentó repetir la jugada con su irrupción en FCC y deshizo tres años después la operación con unas gigantescas plusvalías. Nada de esto, sin embargo, es comparable con la apuesta por Endesa.
Acciona entró en Endesa con la ambición de ser su accionista de referencia, con la idea de influir decisivamente en su gestión y de aglutinar en torno a su opción la «resistencia» accionarial a la opa de E.ON. Pero algo falló y los Entrecanales se quedaron con la miel en los labios y más de un 20% de las acciones de Endesa que, llegado el momento, podrían suponer más un lastre que un activo.
Lejos de formalizarse en torno a Acciona una alternativa española, a la que podría haberse sumado Caja Madrid, Acciona encontró el rechazo absoluto de la dirección de Endesa, decantada hacia la opa de E.ON y una posición tan hermética desde Caja Madrid que a día de hoy aún no se sabe si la caja acudirá a la opa alemana o no.
En estas condiciones, Acciona pasó de un optimismo sin límites, presentando por doquier sus planes de futuro para Endesa y su giro estratégico hacia las energías limpias, a una cautela total. A tal punto que los Entrecanales admitían públicamente la posibilidad de vender en la opa de E.ON.
No hubiera sido una mala jugada. Entraron a 32 euros por título en una acción sorpresiva a mercado cerrado y podían vender a 38,75 euros. Una vez más, un fracaso no hubiera sido tal. Cientos de millones de euros en plusvalías nunca son el resultado de un fracaso. Pero ahora, a pesar de que desde Acciona se guarda un escrupuloso silencio, los Entrecanales han vuelto a sonreír. Su 21% de Endesa vuelve a valer un potosí. La situación ha cambiado radicalmente con la entrada en escena de la italiana Enel comprando un 24,9% en el mercado a 39 euros por acción.
Enel ha negado toda posibilidad de concertación con Acciona, pero nadie compra por encima del precio de una opa para vender en dicha opa. Por tanto, aunque ni siquiera hayan hablado, Acciona y Enel son, de hecho, aliados. La italiana ni siquiera tiene el as en la manga de poder retirarse de la batalla con plusvalías. La suma del 24,9% de Enel y del 21% de Acciona supone de facto una minoría de control en el capital de Endesa. Si a esa posición se le suma el 2,9% que aún mantiene la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), el éxito en el primer asalto está garantizado.
Y la primera batalla se producirá en la junta de accionistas de Endesa y se dirimirá sobre una cuestión clave: la supresión de los límites a los derechos de voto. La cuestión no es baladí, puesto que la opa de E.ON establece de antemano dos razones por las que no seguir adelante: no obtener más del 50% del capital o que Endesa no logre cambiar sus estatutos para volver a la filosofía de «una acción, un voto».
La elétrica limitó los derechos políticos de voto al 10% del total, con independencia del porcentaje que se controle. Así, Acciona sólo puede votar por el 10%, lo mismo que Enel.
El problema es que para cambiar los estatutos, cuestión que apoya sin reservas la dirección de Endesa, se necesita el apoyo del 50,01% de los votos. Acciona votará no, Enel, previsiblemente, tomará la misma decisión (es la única que tiene cierto sentido por el precio al que ha comprado) y la Sepi también se pronunciará en contra. Un 23% del capital en contra y, además, un 25%, en poder de Acciona y Enel que no contabilizará a efectos de voto. Del 52% restante, Pizarro y E.ON necesitan la práctica totalidad de los votos, lo que técnicamente es inviable porque siempre hay un porcentaje que ni acude a la junta (pese a la jugosa prima de asistencia), ni delega su voto.
La aritmética indica que E.ON perderá el primer asalto y que tiene muy complicado comprar en la opa más del 50% del capital de Endesa. Estamisma aritmética refleja que Caja Madrid, cuyo apoyo era fundamental para decantar la balanza a uno u otro lado, ha pasado a ser un convidado de piedra que a lo más que puede aspirar es a realizar sus jugosas plusvalías siempre que E,ON continúe.Y mientras, Acciona desempolva sus planes para Endesa. Y vuelve a sonreír.
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