La mañana del 1 de enero de 2006, haciendo reales las previsiones de los analistas y los temores de los gobiernos europeos, la compañía de Estado ruso Gazprom anunció la interrupción del suministro de gas natural a Ucrania. Aunque oficialmente respondía a motivaciones ligadas a la renegociación del precio del gas ruso en Ucrania, existen pocas dudas de que el movimiento del Gazprom constituía el epílogo de una disputa exclusivamente política que desde hace muchos meses enfrentaba a Moscú y Kiev, después de la ruptura entre los dos países con la "revolución naranja" que llevó a la presidencia ucraniana al líder de la oposición filo occidental Viktor Yushenko.
La respuesta inmediata de Ucrania fue desviar para el uso interno parte del gas en transito hacia Europa occidental, provocando de hecho una reducción del aprovisionamiento europeo, lo que ha obligado a algunos países (en particular a Italia) a recurrir a sus propias reservas estratégicas. Después de algunos días de pánico, la crisis se cerró al llegar a un nuevo acuerdo entre Gazprom y la ucraniana Naftogaz, que redefinía las condiciones del acceso de Ucrania al gas ruso a un precio mayor del precedente, pero todavía en términos bastante favorables para Kiev.
Equilibri
La respuesta inmediata de Ucrania fue desviar para el uso interno parte del gas en transito hacia Europa occidental, provocando de hecho una reducción del aprovisionamiento europeo, lo que ha obligado a algunos países (en particular a Italia) a recurrir a sus propias reservas estratégicas. Después de algunos días de pánico, la crisis se cerró al llegar a un nuevo acuerdo entre Gazprom y la ucraniana Naftogaz, que redefinía las condiciones del acceso de Ucrania al gas ruso a un precio mayor del precedente, pero todavía en términos bastante favorables para Kiev.
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