ESPAÑA: El debate nuclear

La propuesta de UGT de mantener la capacidad de generación eléctrica de origen nuclear y su corolario de sustituir por nuevas centrales las que finalicen su vida útil es de una importancia extraordinaria. Hubo un tiempo en que la energía nuclear se planteó como algo indiferenciado del resto de las energías y se multiplicaron los proyectos de nuevas instalaciones; probablemente con un insuficiente estudio ambiental previo y, desde luego, con escaso consenso popular. Ese planteamiento, junto con algunos accidentes ocurridos -extraordinariamente graves en el mundo soviético y leves en el occidental- provocaron una contestación social sin precedentes, que abocó en la famosa moratoria nuclear, primero, y en el cierre de instalaciones después.

Ahora las cosas han cambiado mucho. En primer y principal lugar, la tecnología ha avanzado muchísimo y las condiciones de seguridad se han extremado de tal manera que los accidentes registrados son escasos y no pasan de los niveles más bajos de la escala de gravedad. En segundo, la preocupación mundial se ha trasladado a las emisiones de los gases contaminantes y, en especial, a los que provocan el calentamiento global que inducen cambios climáticos radicales. En tercero, la demanda de energía crece de forma desbocada al amparo de una economía boyante y de la generalización de unos hábitos de consumo y confort superiores.

Puestos ante la disyuntiva de disminuir el consumo, reduciendo el bienestar; o de deteriorar la atmósfera más allá de lo razonablemente aceptable, la energía nuclear aparece como una alternativa medioambientalmente cuidadosa y económicamente eficiente. La voz de UGT se suma a la de otros destacados líderes del PSOE, como son Felipe González, Joaquín Almunia o Luis Atienza, y hace presagiar que el debate nuclear se va a reabrir. Y que lo va a hacer sobre bases nuevas, y apoyado sobre nuevos y más diversos defensores. Cuanto antes se inicie, tanto mejor. Cuanto más técnico y racional y menos demagógico, tanto mejor. Cuanto más amplio y menos exclusivo, tanto mejor. Este problema exige un muy elevado grado de consenso político y, mejor aún, social.
CorreoDigital

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