BOLIVIA: El futuro de YPFB

El espectáculo que está dando ahora la empresa estatal, con destituciones sorpresivas, con decisiones descoordinadas, es una decepción para la enorme expectativa, pero sobre todo pone en riesgo la capacidad productiva del sector.


Las dificultades que tiene en estos días YPFB en la conformación de su equipo de conducción y en la toma de decisiones de sus nuevos responsables tiene que preocupar a quienes miran a esta empresa como el instrumento que debe manejar las operaciones industriales en el sector petrolero, que es clave para el progreso del país.

YPFB tiene que administrar la riqueza del país que tiene las segundas reservas de gas en Sudamérica. Las designaciones debían corresponder a la enorme responsabilidad del rol que debe jugar la empresa en el país.

En este momento, la empresa necesita llegar a compromisos con las petroleras que operan en el país para que inviertan lo que sea necesario para aumentar la oferta de gas por lo menos hasta que pueda atender las exportaciones ya comprometidas.

Expertos nacionales y extranjeros que han opinado sobre el tema estiman que la inversión tendría que elevar el 30 por ciento la producción actual y que, por lo tanto, debería llegar hasta los 800 millones de dólares, sin contar con los recursos que deberían volcarse a la construcción de ductos.

Según se sabe con precisión en los ambientes petroleros, la producción de gas no cubre el nivel de las exportaciones comprometidas. Hay un déficit de 2 millones de metros cúbicos diarios. Si no se incrementa la producción actual, el déficit subiría a 8 millones el próximo año y a 10 millones en 2010.

La licitación que lanzó el Gobierno para que las empresas petroleras se hagan cargo de los volúmenes adicionales de exportación mostró que no hay mucho interés. El déficit de 2 millones de metros cúbicos diarios refleja el desinterés de las petroleras en participar en las exportaciones.

Existe la posibilidad de que el país no pueda cumplir sus compromisos de exportación en los volúmenes convenidos. Y eso llevaría a que los países compradores, Brasil y Argentina, hagan cumplir la cláusula de garantía que tienen en sus contratos, llamada “delivery or pay”. Es decir que esos países pedirían que Bolivia pague por el gas que no pueda enviar, así como Brasil tuvo que hacer en su momento cuando no podía comprar todo el gas que se había comprometido (take or pay).

Se necesita de un YPFB activo, inteligente, que maneje el rubro de las exportaciones, pero también que tome previsiones para que el país aumente sus reservas de hidrocarburos, a fin de contar con las suficientes para atender los compromisos de exportación y la demanda interna.

YPFB es algo muy serio en la economía. Administra todas las áreas susceptibles de contener hidrocarburos en el país. Debe hacer acuerdos de asociación o de riesgo compartido, asegurando siempre que la producción satisfaga la demanda.

El espectáculo que está dando ahora la empresa estatal, con destituciones sorpresivas, con decisiones descoordinadas, es una decepción para la enorme expectativa que había creado el proceso de refundación, pero sobre todo pone en riesgo la capacidad productiva del sector petrolero.


Presidente de Bolivia deja en manos de Lula nuevo precio del gas a Brasil

El presidente de Bolivia, Evo Morales, dejó en manos de su homólogo brasileño Luiz Inacio Lula da Silva la decisión de incrementar el precio del gas boliviano de exportación al estado de Mato Grosso, a tres días de la cita que ambos sostendrán en Brasilia.

"Yo tengo mucha esperanza y casi seguro que el compañero Lula, de Brasil, no puede permitir esta clase de política de una subvención de un país subdesarrollado frente a un país industrializado", afirmó Morales, según la prensa local.

Actualmente, Bolivia le vende a Brasil un promedio diario de 26 millones de metros cúbicos a través de un gasoducto binacional, a un precio medio de 4,30 dólares por BTU.

También exporta 1,2 millones de metros cúbicos diarios al estado brasileño de Mato Grosso, a 1,09 dólares por millón de BTU, un precio considerado por las autoridades bolivianas como una verdadera subvención.

Según el presidente socialista de Bolivia "no es posible que un país pobre subvencione a un país rico, respetamos el liderazgo regional de Brasil, su desarrollo, su industria, pero desde un punto de vista nuestro no puede seguir subvencionándose el gas a Brasil, especialmente a la zona de Cuiabá".

La posición del mandatario ha sido expresada de manera insistente en varias oportunidades, incluso en la cumbre del Mercosur, realizada a mediados de enero en Rio de Janeiro, con el argumento de que Bolivia necesita con urgencia recursos económicos frescos para sustentar su plan de gobierno.

El régimen de La Paz ha calculado que el aumento en el precio del gas de exportación a Mato Grosso aumentará los ingresos para el fisco por unos 300 millones de dólares anuales.

La posición de Morales surgió, después de que el presidente de la estatal Petrobras, José Sergio Gabrielli, señalara que las negociaciones por el precio del gas que Brasil importa de Bolivia son comerciales y no políticas.

Para este miércoles está prevista la cita Morales-Lula en la capital brasileña, confirmó este lunes la oficina de comunicación de la Cancillería boliviana.

Los mandatarios tienen previsto firmar unos 14 acuerdos de cooperación para beneficiar al sector agropecuario boliviano, informó la semana pasada el director de la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC), Enrique Da Fonseca.


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