El sector eléctrico se divide sobre Kioto como ya hizo cuando, hace ahora dos años, el Gobierno central, siguiendo los dictados de la Unión Europea (UE), tomó las primeras medidas para aplicar el protocolo ambiental a la industria. Ahora, cuando se está gestando la fase más exigente de las políticas para reducir la contaminación por gases de efecto invernadero, empresas como HC Energía e Iberdrola mantienen posiciones discrepantes. La vasca que preside Ignacio Sánchez Galán considera, contra el criterio de la asturiana, que el Ministerio de Medio Ambiente favorece en exceso a las térmicas de carbón.
Iberdrola está perfilando una respuesta pública a la propuesta gubernamental de plan nacional de asignación de emisiones, el documento que determina el reparto por sectores -energético, siderúrgico, cementero, papelero y otros- de los derechos gratuitos para generar dióxido de carbono (CO2). Ayer, no obstante, fuentes de la compañía anticiparon que para el equipo de Sánchez Galán el plan de Kioto presenta claroscuros. De un lado, según esa explicación, Iberdrola saluda el hecho de que el mayor esfuerzo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero bascule de nuevo sobre el sector eléctrico. Esa determinación del Ministerio de Cristina Narbona, entiende la eléctrica vasca, supone un incentivo para que el sector utilice las tecnologías más eficientes.
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