La palabra geopolítica apareció destacada por primera vez en un plan de negocios de Petróleos de Venezuela el año pasado, cuando el presidente Chávez recitó en cadena el plan Siembra Petrolera. No fue coincidencial. Ya su gobierno llevaba por lo menos un año de intensas negociaciones para afianzar y modificar el Acuerdo Energético de Caracas y diseñar Petrocaribe, ambos con similitudes con el polémico Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela.
Desde entonces, los volúmenes de petróleo y derivados que se envían a través de estos instrumentos ha ido en crecimiento sostenido con Cuba a la delantera, al recibir 98 mil barriles diarios, y una decena de naciones activas a través de acuerdos que en su totalidad prevén la posibilidad de intercambiar en forma directa los hidrocarburos recibidos por bienes y servicios.
Un análisis hecho por ex gerentes de Finanzas de Pdvsa revela que los 262 mil barriles diarios de crudo y productos que se están suministrando bajo estos convenios a países vecinos llevan implícito un descuento de $10,20 por barril en promedio este año, el cual se deriva de los laxos financiamientos a largo plazo previstos en esos instrumentos.
El mayor descuento, calculado en $14,71 por barril, lo están recibiendo las naciones adscritas a Petrocaribe, de las cuales por ahora están activas Jamaica, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Haití y Dominica. Le siguen Argentina (que tiene un convenio especial) y los países beneficiarios del Acuerdo Energético de Caracas _Uruguay, Paraguay y Bolivia_ con un descuento de $9,19 por barril en 2006.
En último lugar se encuentra Cuba, con un descuento de $7,40 por barril que se deriva del financiamiento de 25% de la factura a largo plazo. Sin embargo, sigue sin conocerse el estatus de la deuda cubana, toda vez que en diciembre el presidente Chávez dijo públicamente que 100% de la factura petrolera con ese país estaba siendo sujeto de intercambio directo.
De ello se deduce que desde hace casi un año cesaron los cálculos que se hacían y que daban lugar a la emisión de decenas de pagarés del Banco Nacional de Cuba que terminaban en manos del Ministerio de Finanzas y debían ser descontados al final del año de los dividendos a entregar por Pdvsa al Ejecutivo.
Pérdida de oportunidad
El monto total de la factura petrolera con los beneficiarios de estos convenios sumará al cierre de este año 5.546 millones de dólares, sin incluir a las naciones que hoy están inactivas ni prever un alza sustancial de los precios del barril en el último trimestre.
De ese monto, Pdvsa deberá recibir a 90 días del despacho de cada cargamento un total de 3.905 millones de dólares y los 1.640 millones de dólares restantes serán pagados por los beneficiarios en plazos de entre 15 y 23 años, dependiendo del acuerdo, con intereses anuales de entre 1 y 2% y dos años de gracia.
La pérdida de oportunidad para Pdvsa derivada de la postergación de la factura a largo plazo se estima en $975,7 millones sólo este año a los precios actuales, es decir, 18% de la facturación total. Esta cifra se basa en el 10% que calcula el propio holding como tasa de descuento mínima para cualquiera de sus proyectos.
Muy probablemente cuentas similares a éstas reposen en los escritorios del personal de Finanzas de Pdvsa y es por ello que el propio presidente de la empresa, Rafael Ramírez, ha dicho que el volumen máximo que la estatal está dispuesta a comprometer bajo estos mecanismos es de 300 mil b/d, una cantidad que de estar activas todas las naciones a las cuales se les ha prometido suministro _incluyendo a varias entidades centroamericanas que negocian aparte de sus gobiernos centrales y las naciones africanas que acaban de ser visitadas por la comitiva oficial_ sería superada.
Los ex gerentes cuestionaron, por otra parte, el hecho de que Pdvsa esté asumiendo sin aspavientos el financiamiento a largo plazo a otros países a tasas de interés anual inferiores a 3% y con períodos de gracia incluidos en momentos cuando contempla volver a endeudarse, seguramente en condiciones no tan ventajosas.
Entre regalos
Todas las cifras mencionadas anteriormente se calcularon bajo la consideración de que los países receptores cancelen a tiempo la porción a corto plazo que les corresponde de la factura petrolera. Sin embargo, vale realizar varias aclaratorias: desde que se firmó por primera vez el convenio con Cuba los atrasos de la Isla acumularon una deuda que sobrepasó el millardo de dólares y no se conoce con exactitud qué porción de la factura es la que se está intercambiando por bienes y servicios en el caso de Petrocaribe y del Acuerdo Energético de Caracas.
La poca difusión de la estructura financiera de estos acuerdos tampoco ha permitido saber si Pdvsa descuenta de los dividendos los montos de los bienes y servicios recibidos por la República cada año, pues se trata en su mayoría de equipos médicos y agroalimentarios, así como alimentos terminados que reciben directamente varios despachos distintos a Energía y Petróleo.
Lo que sí es cierto es que esos intercambios han crecido a tal velocidad que la propia Pdvsa tuvo que pagarle a Cuba este año en efectivo el monto correspondiente a la construcción de dos remolcadores que no fueron sujeto de intercambio, al estar copada la factura petrolera con la Isla.
La generosidad venezolana a través de estos instrumentos ha creado, por último, una percepción internacional de que Pdvsa tiene recursos de sobra para financiar hospitales en Uruguay, carreteras en Jamaica, mundial de fútbol en Bolivia, carnaval en Brasil o subsidio de viviendas en Africa.
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