El capitalismo llevará a la destrucción de la humanidad, afirmó el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, este mes durante un discurso en Vietnam, como parte de una gira que incluyó escalas en Irán y Bielorrusia. Además, agregó que Estados Unidos "es el diablo que representa al capitalismo". No obstante, al tiempo que las palabras en Caracas y Washington se vuelven más hostiles y los dos países parecen separarse cada vez más, el comercio entre Venezuela y Estados Unidos crece aceleradamente. Desde luego, las exportaciones de petróleo de Venezuela representan el grueso de ese comercio, ya que el país sigue siendo el cuarto mayor proveedor de crudo de Estados Unidos. Impulsado en gran medida por esos crecientes ingresos petroleros, el comercio aumentó 36 por ciento en 2005, hasta 40 mil 400 millones de dólares, el crecimiento más acelerado en valor de carga entre los 20 mayores socios comerciales de Estados Unidos, según WorldCity, compañía de Miami que observa el comercio estadunidense.
Sin embargo, las compañías estadunidenses también se benefician, en tanto el hambre de Venezuela de productos de EU como autos, maquinaria para construcción y computadoras crece constantemente, ascendiendo de cuatro mil 800 a seis mil 400 millones de dólares el año pasado. Este crecimiento es pese a que Chávez se esfuerza por redirigir el comercio de su nación hacia los que considera países con ideas similares.
Así, formó un nuevo acuerdo comercial socialista con Cuba y Bolivia. Autos chinos pueden observarse hoy en las agencias distribuidoras.También, tractores iraníes salen de una nueva línea de ensamblado. Además, una compañía rusa planea abrir pronto una fábrica de rifles Kalashnikov.
Washington ha actuado para detener la venta de armas estadounidenses a Venezuela, lo que describe como una falta de cooperación para combatir al terrorismo, mientras Chávez profundiza sus vínculos con países como Irán. Aunque los dirigentes en Washington y Caracas se miren con disgusto, no se puede negar el hecho de que el apetito de comercio entre las dos naciones contradice esas diferencias marcadas. Cuando se trata de petróleo, las dos economías son mutuamente dependientes. Algunos afirman que estos lazos han enredado a ambas naciones hasta un grado que las disputas políticas o ideológicas tendrían dificultades para desenredarlas.
"Estados Unidos ha sido el principal socio comercial de Venezuela durante un siglo", señaló Robert Bottome, director y editor de Veneconomía, el principal boletín comercial del país.
"No es fácil desmantelar tal relación, aunque ese probablemente es el mayor deseo de Chávez", indicó.
Venezuela avanzó en esa dirección este mes, cuando su compañía nacional de petróleo anunció que acordó vender su participación en una refinería de Houston por más de mil 300 millones de dólares. No obstante, las cifras comerciales ilustran una creciente brecha entre los discursos cada vez más antiestadunidenses de Chávez, dirigidos a incitar a su base política, y las necesidades de la economía venezolana, que se mueve libremente. Las exportaciones no petroleras hacia Estados Unidos se dispararon 116 por ciento en los primeros tres meses del año, según el Instituto Nacional de Estadísticas. Mientras que Venezuela mantiene estrechos vínculos con bancos de Wall Street; Morgan Stanley y Credit Suisse asesoran a los gobiernos de Venezuela y Argentina sobre su próxima venta de dos mil millones de dólares en bonos.
De hecho, el crecimiento de los nexos económicos se ha dado en varios sectores, aun cuando las tensiones políticas hacen que las compañías estadunidenses duden, en general, llamar la atención hacia su buena fortuna o en ofrecer comentarios acerca de sus operaciones. Documentos regulatorios demuestran que la economía de Venezuela, que creció 9.4 por ciento en el primer trimestre del año, aumenta las ganancias para muchas empresas estadunidenses.
Sin embargo, las compañías estadunidenses también se benefician, en tanto el hambre de Venezuela de productos de EU como autos, maquinaria para construcción y computadoras crece constantemente, ascendiendo de cuatro mil 800 a seis mil 400 millones de dólares el año pasado. Este crecimiento es pese a que Chávez se esfuerza por redirigir el comercio de su nación hacia los que considera países con ideas similares.
Así, formó un nuevo acuerdo comercial socialista con Cuba y Bolivia. Autos chinos pueden observarse hoy en las agencias distribuidoras.También, tractores iraníes salen de una nueva línea de ensamblado. Además, una compañía rusa planea abrir pronto una fábrica de rifles Kalashnikov.
Washington ha actuado para detener la venta de armas estadounidenses a Venezuela, lo que describe como una falta de cooperación para combatir al terrorismo, mientras Chávez profundiza sus vínculos con países como Irán. Aunque los dirigentes en Washington y Caracas se miren con disgusto, no se puede negar el hecho de que el apetito de comercio entre las dos naciones contradice esas diferencias marcadas. Cuando se trata de petróleo, las dos economías son mutuamente dependientes. Algunos afirman que estos lazos han enredado a ambas naciones hasta un grado que las disputas políticas o ideológicas tendrían dificultades para desenredarlas.
"Estados Unidos ha sido el principal socio comercial de Venezuela durante un siglo", señaló Robert Bottome, director y editor de Veneconomía, el principal boletín comercial del país.
"No es fácil desmantelar tal relación, aunque ese probablemente es el mayor deseo de Chávez", indicó.
Venezuela avanzó en esa dirección este mes, cuando su compañía nacional de petróleo anunció que acordó vender su participación en una refinería de Houston por más de mil 300 millones de dólares. No obstante, las cifras comerciales ilustran una creciente brecha entre los discursos cada vez más antiestadunidenses de Chávez, dirigidos a incitar a su base política, y las necesidades de la economía venezolana, que se mueve libremente. Las exportaciones no petroleras hacia Estados Unidos se dispararon 116 por ciento en los primeros tres meses del año, según el Instituto Nacional de Estadísticas. Mientras que Venezuela mantiene estrechos vínculos con bancos de Wall Street; Morgan Stanley y Credit Suisse asesoran a los gobiernos de Venezuela y Argentina sobre su próxima venta de dos mil millones de dólares en bonos.
De hecho, el crecimiento de los nexos económicos se ha dado en varios sectores, aun cuando las tensiones políticas hacen que las compañías estadunidenses duden, en general, llamar la atención hacia su buena fortuna o en ofrecer comentarios acerca de sus operaciones. Documentos regulatorios demuestran que la economía de Venezuela, que creció 9.4 por ciento en el primer trimestre del año, aumenta las ganancias para muchas empresas estadunidenses.
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