Hace tiempo que en el mundo se viene planteando la necesidad de desarrollar tecnologías que permitan el uso de energías renovables. Dicen que el petróleo se acaba, y pronto. Y aunque no fuera así, la contaminación medio ambiental que generan los combustibles fósiles ya es insostenible, al igual que las condiciones políticas y económicas que lo rodean.
En el caso de Chile el tema se torna vital. La situación energética del país ha dado mucho de que hablar en el último tiempo. Los problemas de abastecimiento y las relaciones con los países vecinos han puesto en el tapete la urgencia de buscar una alternativa energética viable.
Pero, ¿a qué se refieren con energías renovables? Simple, a las que no son petróleo ni gas ni carbón, llamados combustibles fósiles y que, como lo explica el profesor asociado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, Roberto Román, “es energía natural embasada” en el fondo de la tierra por millones de años, pero que tiene un límite. Otro producto no renovable es la energía nuclear, obtenida del uranio, formado al interior de supernovas hace miles de millones de años. La energía que sí puede renovarse constantemente es aquella que se produce a partir del viento (eólica), del agua (hidráulica), del sol, de productos o desechos vegetales (biomasa), de la energía al interior de la tierra (geotérmica), del mar (mareomotriz) y de las olas.
“La energía en nuestro país siempre se ha visto desde dos puntos de vista: energía eléctrica y la combustión de productos fósiles para movilizarnos”, explica Mauricio Moreno, presidente de la Comisión de Energías Alternativas del Colegio de Ingenieros.
Moreno aclara que sólo un 19% de la matriz energética del país se obtiene de recursos renovables, principalmente hidráulicos. A pesar de que la geografía chilena otorga una enorme cantidad de recursos que podrían utilizarse para generar energía, como el viento en el extremo sur, los canales y ríos, el sol en el norte y la larga costa, la falta de estudios, tecnología e inversión en este rubro hacen difícil y cara su aplicación a corto plazo. En países desarrollados la utilización de energías renovables es mucho mayor, al igual que las investigaciones e inversiones en estos campos, por ejemplo, en la Comunidad Europea, en Estados Unidos o en Islandia ya existen automóviles eléctricos o a hidrógeno a nivel más o menos masivo.
En el caso de Chile el tema se torna vital. La situación energética del país ha dado mucho de que hablar en el último tiempo. Los problemas de abastecimiento y las relaciones con los países vecinos han puesto en el tapete la urgencia de buscar una alternativa energética viable.
Pero, ¿a qué se refieren con energías renovables? Simple, a las que no son petróleo ni gas ni carbón, llamados combustibles fósiles y que, como lo explica el profesor asociado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, Roberto Román, “es energía natural embasada” en el fondo de la tierra por millones de años, pero que tiene un límite. Otro producto no renovable es la energía nuclear, obtenida del uranio, formado al interior de supernovas hace miles de millones de años. La energía que sí puede renovarse constantemente es aquella que se produce a partir del viento (eólica), del agua (hidráulica), del sol, de productos o desechos vegetales (biomasa), de la energía al interior de la tierra (geotérmica), del mar (mareomotriz) y de las olas.
“La energía en nuestro país siempre se ha visto desde dos puntos de vista: energía eléctrica y la combustión de productos fósiles para movilizarnos”, explica Mauricio Moreno, presidente de la Comisión de Energías Alternativas del Colegio de Ingenieros.
Moreno aclara que sólo un 19% de la matriz energética del país se obtiene de recursos renovables, principalmente hidráulicos. A pesar de que la geografía chilena otorga una enorme cantidad de recursos que podrían utilizarse para generar energía, como el viento en el extremo sur, los canales y ríos, el sol en el norte y la larga costa, la falta de estudios, tecnología e inversión en este rubro hacen difícil y cara su aplicación a corto plazo. En países desarrollados la utilización de energías renovables es mucho mayor, al igual que las investigaciones e inversiones en estos campos, por ejemplo, en la Comunidad Europea, en Estados Unidos o en Islandia ya existen automóviles eléctricos o a hidrógeno a nivel más o menos masivo.
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