El Gobierno se encuentra casi al final del delicado y largo desencuentro energético con la Unión Europea a propósito de las 19 tesis disuasorias de Maite Costa, heterodoxa presidenta española de la Comisión Nacional del sector, contra las directrices de Bruselas. La comisaria de la Competencia, la hortodoxa holandesa Neelie Kroes -paradojas de la economía y de la historia- ha amenazado sutil y hábilmente al gobierno de Rodríguez Zapatero con la persecución judicial por nacionalista recalcitrante y obstaculizador de la libre circulación de capitales en la Unión Europea.
Pedro Solbes y la plana mayor del ministerio de Economía están decididos a mantenella y no enmendalla, con los mismos argumentos esgrimidos hasta ahora, por lo que parece seguro que será el tribunal europeo en los próximos meses quien decida sobre la viabilidad del intento de compra transnacional, tan denostado como defendido y entorpecido, de E.ON sobre Endesa. Las miradas y ciertas estratégicas de los 25, y aun de más países, están puestas en la resolución de este contencioso, al que deliberadamente se le ha quitado importancia desde que surgió, pero que, según parece, puede decidir al futuro energético de la Unión Europea. Italia y Francia han tenido sus pequeñas diferencias por Enel y Suez, resueltas sin grandes enfrentamientos, y el resto de los países comunitarios, por otra parte, anda sin rumbo sobre la necesidad de una política común en el sector. La decisión del Tribunal, muy posiblemente contrario a los intereses que defiende el gobierno de Zapatero, según los analistas, puede marcar un antes y un después en la crisis de grandes decisiones en la que está sumida la Unión desde el rechazo de la Constitución por Francia y Holanda.
Pedro Solbes y la plana mayor del ministerio de Economía están decididos a mantenella y no enmendalla, con los mismos argumentos esgrimidos hasta ahora, por lo que parece seguro que será el tribunal europeo en los próximos meses quien decida sobre la viabilidad del intento de compra transnacional, tan denostado como defendido y entorpecido, de E.ON sobre Endesa. Las miradas y ciertas estratégicas de los 25, y aun de más países, están puestas en la resolución de este contencioso, al que deliberadamente se le ha quitado importancia desde que surgió, pero que, según parece, puede decidir al futuro energético de la Unión Europea. Italia y Francia han tenido sus pequeñas diferencias por Enel y Suez, resueltas sin grandes enfrentamientos, y el resto de los países comunitarios, por otra parte, anda sin rumbo sobre la necesidad de una política común en el sector. La decisión del Tribunal, muy posiblemente contrario a los intereses que defiende el gobierno de Zapatero, según los analistas, puede marcar un antes y un después en la crisis de grandes decisiones en la que está sumida la Unión desde el rechazo de la Constitución por Francia y Holanda.
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