Ya no es un secreto para nadie que las aguas económicas cubanas en el Golfo de México guardan un millonario tesoro petrolero. Por eso, varias compañías extranjeras han firmado acuerdos con las autoridades de Cuba para la prospección y posterior explotación de esos yacimientos "off shore".
Tan atractivas resultan las potencialidades de la propuesta cubana que petroleras estadounidenses han manifestado su interés por participar en esos convenios, pero la Casa Blanca, amparada en el entramado de leyes que conforman el bloqueo contra Cuba, prohíbe cualquier acercamiento en ese y todos los sentidos.
Del lado de acá del charco, en La Habana, las autoridades, incluido el propio Presidente Fidel Castro, han reiterado que no excluyen a las empresas petroleras de Estados Unidos.
En mayo último, el propio dirigente cubano dijo en una comparecencia televisiva que "no excluimos a empresas norteamericanas. Lo declaramos públicamente".
Esas declaraciones confirmaron además la firma de acuerdos de exploración petrolera en la zona del Golfo de México firmados entre el ente estatal cubano CUPET y compañías de España, Noruega y la India.
Las empresas Works Hydro, de Noruega, y OVL, de La India, conveniaron con la española Repsol-YPF para realizar labores conjuntas de exploración en aguas cubanas, con una participación clave de CUPET.
Un portavoz de Repsol-YPF explicó en Madrid que el acuerdo, denominado Contrato de Asociación Económica Internacional, abarca operaciones en seis bloques situados en aguas de la zona económica exclusiva cubana, sobre el Golfo de México.
Un comunicado de la empresa española subrayó que "con esta firma, Repsol-YPF, hasta ahora titular del 100% de los derechos de exploración en los citados bloques, cede el 60% de su antigua participación en el proyecto a Hydro y OVL".
El texto aclaró que Repsol-YPF seguirá controlando el 40% y será la compañía operadora, mientras las otras dos empresas controlarán el 30% cada una y CUPET mantendrá todos sus derechos anteriores como ente estatal.
Las fuentes en España dijeron que el convenio regula los trabajos en seis de los 59 bloques sobre el Golfo mencionado, colocados en licitación por las autoridades cubanas desde 1999.
Esos convenios, amplios y desprovistos de prejuicios, así como también las declaraciones del Presidente cubano, igualmente abiertas, cayeron como una bomba sobre el gobierno de George W. Bush que volvió a quedar en entredicho con su obsoleta política de bloqueo.
No obstante, varias petroleras estadounidenses no se quedaron cruzadas de brazos y redoblaron sus esfuerzos para que la administración permita las negociaciones con Cuba, algo que parece tan lejano como imposible, dado el actual curso de confrontación impulsado por el fundamentalismo republicano, empeñado a toda costa, y a todo costo, en doblegar a la Nación rebelde.
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