Chile debe iniciar un debate en torno al desarrollo de energía nuclear. De todas las fuentes de generación de energía, la nuclear es la que causa el menor impacto en el medio ambiente.
La producción energética que Chile requiere no puede ser dejada en manos de otros estados, ya sea por la inestabilidad de algunos o bien por la simple incertidumbre, que nos obliga a no depositar esperanzas referentes a nuestro futuro en ningún otro actor internacional. No se puede delegar tal labor a gobiernos populistas que florecen como mala hierba en la región y en el mundo, y menos en hiperpoderes que hasta hoy no han tenido ningún reparo en sacrificar el bienestar de otros a costa de mejorar el de ellos. ¿Podemos entonces depender en el gas de Bolivia? ¿O en los gasoductos que nos llegan desde Argentina, país que se estima duplicara su consumo actual de electricidad en el 2010 sin tener asegurado la producción de su propia demanda? ¿En el costoso petróleo que Chávez usa como arma para propagar su poder?
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