La empresa estatal rionegrina Invap, fundada hace treinta años en San Carlos de Bariloche, tiene una facturación anual de unos 60 millones de dólares estadounidenses cuando diez años atrás, apenas superaba los 30 millones.
En el camino, multiplicó sus desarrollos y logró grandes contratos internacionales, entre los que se destaca el de la provisión de un reactor nuclear "llave en mano" a Australia, que por un monto de 180 millones de dólares se convirtió en la mayor exportación unitaria de la Argentina.
La diversificación de sus desarrollos tecnológicos es sorprendente, y va desde sistemas para conservar alimentos o para preservar y exhibir momias, satélites, radares, hasta reactores nucleares.
No obstante, el punto de partida es uno solo: la capacidad desarrollada para crear y construir sistemas o aparatos con gran nivel de seguridad y garantías.
El ingeniero Eduardo Rodríguez Lubary, gerente de varios proyectos de Invap, explicó a Télam que "esa virtud industrial nació en la actividad nuclear, que es la actividad original de Invap".
Luego de su primer desarrollo, la firma comenzó fabricando reactores para investigación y fabricación de radioisótopos, para la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNAE) primero, y luego para otros países, como Perú y Egipto.
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