Fortalecer a PEMEX dándole autonomía financiera y haciéndolo más competitiva, son los ejes de la propuesta que el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano presentó en la Cámara de Diputados el jueves 21 de febrero, ante un auditorio repleto, con la presencia de los coordinadores de todos los grupos parlamentarios allí representados. El corazón de su propuesta radica en:
1. No estamos ante un problema de falta de dinero para hacer las cosas, sino de ausencia de una estrategia inteligente que apunte al desarrollo nacional. Hoy PEMEX está estrangulada entre la confiscación de sus ingresos por Hacienda, el chantaje de su sindicato y la expoliación de los contratistas. Urge cambiar el tratamiento fiscal que se le da, sacarla del presupuesto de egresos de la federación, dotarla de autonomía de gestión y permitirle operar como una empresa pública que rinda cuentas a sus accionistas.
2. PEMEX debe convertirse en una empresa de calidad mundial. Hace 30 años Petrobras de Brasil era mucho menor que PEMEX y hoy la ha rebasado en muchos ámbitos, permaneciendo como una empresa pública, bajo el control del Estado brasileño, pero con formas de gestión ágiles, un órgano de dirección abierto a consejeros de afuera del gobierno y con el desarrollo de tecnología propia.
3. PEMEX puede concurrir a los mercados internacionales y adquirir la tecnología necesaria para la exploración y explotación de petróleo en aguas profundas, es decir, para localizar y desarrollar nuevas reservas de energéticos como las que presumiblemente se hallan en el seno marino del Golfo de México. No necesita contratos de riesgo ni asociarse con empresas extanjeras para compartir utilidades; paga el costo de los servicios a valor de mercado y ya.
Yo añadiría una más:
4. Hacer valer una política de competencia económica que evite prácticas monopólicas en las operaciones de PEMEX y en su sindicato y estimule prácticas competitivas.
Todos estos cambios son impostergables, a riesgo, entonces sí, de quedarnos sin petróleo y sin ingresos. Pueden instrumentarse sin privatizar a PEMEX y sin cambiarle una coma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La propiedad de PEMEX no está a discusión, y las decisiones fundamentales de la política petrolera del país deben tomarse en función del interés público, no de intereses privados o del extranjero.
Cuauhtémoc Cárdenas no ensalza o condena de antemano a nadie, sino pone sobre la mesa una propuesta que invita al estudio, al diagnóstico y al debate inteligente.
1. No estamos ante un problema de falta de dinero para hacer las cosas, sino de ausencia de una estrategia inteligente que apunte al desarrollo nacional. Hoy PEMEX está estrangulada entre la confiscación de sus ingresos por Hacienda, el chantaje de su sindicato y la expoliación de los contratistas. Urge cambiar el tratamiento fiscal que se le da, sacarla del presupuesto de egresos de la federación, dotarla de autonomía de gestión y permitirle operar como una empresa pública que rinda cuentas a sus accionistas.
2. PEMEX debe convertirse en una empresa de calidad mundial. Hace 30 años Petrobras de Brasil era mucho menor que PEMEX y hoy la ha rebasado en muchos ámbitos, permaneciendo como una empresa pública, bajo el control del Estado brasileño, pero con formas de gestión ágiles, un órgano de dirección abierto a consejeros de afuera del gobierno y con el desarrollo de tecnología propia.
3. PEMEX puede concurrir a los mercados internacionales y adquirir la tecnología necesaria para la exploración y explotación de petróleo en aguas profundas, es decir, para localizar y desarrollar nuevas reservas de energéticos como las que presumiblemente se hallan en el seno marino del Golfo de México. No necesita contratos de riesgo ni asociarse con empresas extanjeras para compartir utilidades; paga el costo de los servicios a valor de mercado y ya.
Yo añadiría una más:
4. Hacer valer una política de competencia económica que evite prácticas monopólicas en las operaciones de PEMEX y en su sindicato y estimule prácticas competitivas.
Todos estos cambios son impostergables, a riesgo, entonces sí, de quedarnos sin petróleo y sin ingresos. Pueden instrumentarse sin privatizar a PEMEX y sin cambiarle una coma a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La propiedad de PEMEX no está a discusión, y las decisiones fundamentales de la política petrolera del país deben tomarse en función del interés público, no de intereses privados o del extranjero.
Cuauhtémoc Cárdenas no ensalza o condena de antemano a nadie, sino pone sobre la mesa una propuesta que invita al estudio, al diagnóstico y al debate inteligente.
Source: Milenio|by carlosherediaz@yahoo.com
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