Lula aseveró que el descubrimiento de un gigantesco yacimiento que convertirá a Brasil en un “nuevo rico” no cambiará su política de biocombustibles y de una matriz energética con “muchas alternativas”, incluyendo nuevas inversiones en Bolivia. Ese hallazgo fue “una dádiva de Dios”, pero “no disminuirá ni un milímetro nuestra política de biocombustibles”.
Según Brasil, el reciente descubrimiento, que aumenta sus reservas en 50 por ciento, le permitirá ir hacia un nivel de producción donde están Arabia Saudita y Venezuela. El crudo descubierto en Tupi es de 28 grados API, ligero para Brasil.
La estatal brasileña Petrobras anunció esta semana que logró encontrar el campo marítimo de Tupi con reservas de entre 5 mil y 8 mil millones de barriles de crudo liviano, que de confirmarse colocarán a Brasil entre los países con mayores reservas de petróleo y gas del mundo.
La explotación de ese yacimiento, en cinco o seis años, puede transformar a Brasil en fuerte exportador de crudo y llevarlo al seno de la OPEP, donde “luchará por la rebaja del precio” del crudo, añadió.
“Es una intención, obviamente (...) de participar de un foro en que se deciden políticas para un mundo entero”, expresó el mandatario a periodistas a la salida de un hotel en Santiago.
El hallazgo de las reservas “es motivo de orgullo y alegría”, agregó el mandatario brasileño, quien hizo las declaraciones en la capital chilena, donde participó en la 17 Cumbre Iberoamericana. Las reservas comprobadas totales de Brasil, que el año pasado alcanzó su autosuficiencia en petróleo, alcanzaban a unos 12 mil millones de barriles.
Petrobras produce unos 1.8 millones de barriles de crudo por día, cubriendo las necesidades de Brasil, pero todavía debe importar petróleo liviano para mezclarlo con los pesados locales para su refinación. La petrolera estatal opera el área y posee 65 por ciento, la británica BG 25 por ciento y la portuguesa Petrogal-Galp 10 por ciento.
“Vivimos un momento muy bueno en economía y ese hallazgo colocará a Brasil en una posición privilegiada (...) No dependeremos de la política estadunidense ni de la política europea, dependeremos de que los brasileños crean en su país”, enfatizó Lula en Santiago.
Alertó: “no habrá posibilidades de que alguien plante cultivos destinados a biocombustibles (caña de azúcar para etanol, oleaginosos para biodiesel) en la Amazonía”, un pulmón verde del planeta.
Respondió así a las críticas, especialmente europeas, de que la producción de biocombustibles contribuiría a la deforestación amazónica con serias consecuencias ambientales.
De los planes a corto y mediano plazo, Lula añadió que tampoco cambiará sus relaciones con los países vecinos, especialmente con Bolivia, su principal proveedor de gas natural, “porque nos interesa que la matriz energética tenga muchas alternativas”, y “cuanto más gas y petróleo tengan Bolivia y Brasil, mejor”.
Brasil y Estados Unidos, principales productores mundiales de etanol, aspiran a que el alcohol sea una alternativa a los derivados del petróleo. El gobierno brasileño es un abanderado de la expansión en los países en desarrollo del etanol.
Por otra parte, Lula manifestó su intención de que los acuerdos de participación brasileña en la explotación de hidrocarburos en Bolivia, que firmará en La Paz el 12 de diciembre, sean de carácter “definitivo”.
“El vínculo no es entre Evo y Lula, es entre Bolivia y Brasil y tiene que ser definitivo. Los contratos deben ser entre Estado y Estado, no entre amigo y amigo”.
Via: La Jornada
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